A las 2:00 de la madrugada del lunes, un grupo de hombres vestidos con ropa oscura, que dijeron ser policías, llegó a dos viviendas de la playa El Pimental, en San Luis Talpa, La Paz, y se llevaron a tres de sus moradores.
A la familia de Josué Alexánder Molina Granados, de 24 años; y de Héctor Miguel y José Benjamín, ambos de apellidos Cruz Corea, de 22 y 20 años, los supuestos agentes les dijeron que se los llevarían arrestados porque tenían cuentas pendientes con la justicia.
Una pariente de los hombres aseguró que los captores eran policías porque iban en un carropatrulla.
Cuando amaneció, la abuela de Molina y la madre de Los Cruz acudieron a varios puestos policiales de La Paz a pedir información sobre ellos pero en ninguno les dieron razón.
Mientras las mujeres se desplazaban de una sede a otra, un agente a quien le habían dado sus números de teléfono les llamó para decirles que en el caserío Dinamarca, del cantón Cangrejera, en La Libertad, habían encontrado tres cadáveres.
Cuando los policías que custodiaban la escena les describieron a las señoras las características de los muertos, a ellas no les quedó duda de que se trataba de sus familiares.
Las autoridades informaron que los cadáveres de los hermanos Cruz estaban juntos en una zona desolada del cantón Cangrejera, a poca distancia estaba el de Molina.
Los tres estaban boca abajo y presentaban varias lesiones de bala que habrían sido provocadas con armas de fuego larga.
Uno de los hermanos no tenía camisa, mientras que Molina únicamente tenía un bóxer enrollado hasta las rodillas. Se sabe que él tenía tatuado en la espalda el nombre de una mujer.
Los familiares de los hombres aseguraron que ninguno era integrante de pandillas, la Policía dijo que sí.
La madre de Héctor y Benjamín aseguró que uno de sus hijos tenía ocho días de haber salido de prisión; el otro recobró su libertad seis meses atrás. Según ella, los dos estuvieron presos por posesión de drogas y de armas de fuego.