Agregando valor

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10 mayo 2013

Suiza produce los mejores chocolates del mundo. Tiene una tradición de siglos de fabricar chocolates de gran calidad y de satisfacer una demanda que sólo ha crecido a lo largo del tiempo. Algo realmente curioso si tomamos en cuenta que en Suiza no se produce cacao, la principal materia prima del chocolate. El cacao es originario de América, y sólo se cultiva en determinadas regiones tropicales del planeta. Todo el cacao que los suizos utilizan lo deben importar.

En la segunda mitad del Siglo XIX en Vevey, un pueblo al norte del lago Ginebra, el suizo Daniel Peter mezcló el chocolate con leche, dándole un sabor más suave y agradable. Por el mismo tiempo otro suizo, Rudolf Lindt, inventó una máquina que permitía homogenizar las partículas del aceite y los sólidos del cacao, eliminar los residuos volátiles y ácidos, mejorando aún más la consistencia y el sabor. Todo lo demás es historia…y marketing. La industria suiza del chocolate es actualmente billonaria.

El propósito de este artículo no es hacer una reseña histórica del chocolate, tema por lo demás muy agradable para los que somos aficionados a este notable producto. El objetivo es hablar de lo que se llama valor agregado. Y la relación Suiza-chocolate es un buen ejemplo.

Como dijimos, Suiza no produce ni ha producido nunca cacao. Lo importa de regiones muy lejanas. Sin embargo los suizos han sido lo suficientemente listos para tomar esta materia prima, añadirle algunos ingredientes, mejorar su textura, empacarlo bellamente, y venderlo. La diferencia del precio entre los simples granos de cacao y un chocolate Lindt es sustancial. Pues a eso se llama valor agregado (en términos económicos, pues también se da este nombre a otros conceptos contables y de finanzas).

El valor agregado o valor adicional es el valor económico que un proceso productivo adiciona al de las materias primas utilizadas en su producción. Las materias primas, es decir lo extraído directamente de la naturaleza, son por sí mismas la forma más barata de un bien comercial. Si ese bien primario se transforma en algo más procesado y con mayor demanda el precio sube y el beneficio se multiplica. Y no sólo para el que lo vende sino para todos aquellos que se relacionan con la producción. Entre el jornalero que recoge el cacao para la exportación y el empacador de chocolates en Suiza, ¿quién se beneficia más? La respuesta es obvia, pues es cuestión del precio de lo que sale de su trabajo.

A toda materia prima se le puede agregar valor. Si en lugar de vender los granos de cacao se vende el cacao ya molido, se le agrega un poco de valor. Si se le quitan las impurezas se agrega un poco más, y así.

Las materias primas solas, además de ser las formas más baratas de venta, están muy sujetas a las fluctuaciones del mercado. Ahora mismo hay una menor demanda de materias primas a nivel global. El precio de los productos procesados es más estable.

Para darle valor adicional a las materias primas se necesita creatividad, tecnología e investigación, por lo que el nivel educativo de la población es un factor clave. Pero sobre todo se necesita una actitud especial de las personas, una actitud de inconformidad con lo que sale directamente de la naturaleza, que les permita ver más allá del elemento primario que tienen en sus manos, y que las haga comenzar a imaginar.

*Médico psiquiatra.

Columnista de El Diario de Hoy.