Es importante buscar la forma de reproducir árboles y plantas

Recolectar semillas, esquejes, tubérculos, cultivar tejidos o plantas, permite atender necesidades humanas y de la naturaleza

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La clasificación oportuna de semillas es una práctica normal para alumnos del Instituto San Andrés.

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11 April 2016

Cada especie vegetal que se pierda, nunca será recuperada y probablemente cause la perdida de otras especies (vegetales y animales), que limitarán la vida en el planeta tierra y finalmente la vida del ser humano.

Es un principio que se debe tomar en cuenta para estimular la siembra de plantas y árboles donde sea posible. Para ello es indispensable crear bancos de germoplasma 

El material que se conserva como semillas, cultivo de tejidos o plantas establecidas en cultivares de campo, se llama germoplasma.

Todo germoplasma debe tener viabilidad para generar una nueva planta. 

El concepto de germoplasma se utiliza comúnmente para designar el genoma de las especies vegetales silvestres y no genéticamente modificadas, de interés para la agricultura.

Con el fin de conservar este material genético en cualquiera de sus formas reproductivas (semillas, esquejes, tubérculos, tejidos, etc.) se han establecido en el mundo los llamados “bancos de germoplasma”.

Su misión consiste en ubicar el plasma germinal de las plantas, que por sus atributos son consideradas de interés prioritario para beneficio de la humanidad, además de aportar conocimiento científico orientado a la optimización de la conservación y uso de los recursos filogenéticos.

Establecer un banco de germoplasma forestal de especies nativas, exige una buena dosis de voluntad y paciencia. Se debe estar pendiente los 12 meses del año, para recolectar la semilla que se genera, tomando en cuenta que por lo general, cada especie sólo da semillas una vez al año, aunque existen especies que producen continuamente.

Los cuidados
Hay otras especies que pierden la viabilidad rápidamente, como el Nim, que es difícil conservar la semilla por mas de un mes.

En el Vivero San Andrés y el Instituto San Andrés, la estrategia es recolectar la semilla y lo más pronto se ponen a germinar, para mantener el germoplasma en forma de plántula o plantita de vivero.

En especies como el nacascol, carreto, almendro y otras, la recolección y siembra deben ser oportunas, ya que fácilmente son atacadas por insectos como el gorgojo.

Otras especies exigen una determinada temperatura para asegurar la viabilidad.

Los Recursos Fitlogenéticos para la Alimentación y la Agricultura (RFGAA), son las bases biológicas de la seguridad alimentaria mundial y directa e indirectamente, contribuyen a la subsistencia  de cada persona.

Los RFGAA consisten en la diversidad de los materiales genéticos contenidos en variedades tradicionales y cultivares modernos (especies vegetales domesticadas), cultivados por los agricultores. 

Cada especie constituye  un  eslabón de la cadena alimenticia en el planeta.

Así, es natural que los hogares y sitios de alimentación de las aves y muchos otros animales silvestres sean los árboles.

Las aves son propagadores continuas del germoplasma. Cada semilla que se tragan la trasladan hasta el lugar que defecan y dan origen a una nueva planta.

La mayoría de mariposas e insectos como las abejas, se alimentan del néctar de las flores y en esa actividad están simultáneamente polinizando para dar origen a los frutos que contienen las semillas, que en su mayoría son los elementos de un  banco de germoplasma.

Un deber  existencial que debemos cumplir es evitar que una determinada especie de árbol se extinga y una forma fácil es recolectando semillas, especialmente de especies autóctonas que casi ya no existen.

Es el procedimiento que por décadas se ha aplicado en el Vivero San Andrés y el Instituto San Andrés.

Gracias a ello se cuenta con fuertes cantidades de ejemplares de especies que muchas veces sólo se reproducen de forma silvestre y con muchas limitaciones, como copinol, aceituno, heliconias, jacaranda, guanabo, caulote, quina, quebracho, matasano, ojushte, tempisque, jiote, capulín, cedro, leucaena, chaquiro, volador, paterno, sunza, guiliguiste, chaperno, nacascol, zapotillo, trompillo.

También se reproducen irayol, sincuya, bario, brasil, chirimuya, jocomico, salamo, jack fruit, caoba, teca, nim, mulato, castaño, palo de pan, teberinto, bálsamo, pepeto, níspero, plumeria, ciprés, entre una infinidad  de especies nativas o adaptadas a la región.

Uno de los mayores errores de los especialistas en términos de la genética, es su determinación por el concepto de certificación y pureza del germoplasma; olvidándose que las plantas y los animales existieron antes que nosotros y que prácticamente nuestro estilo de vida y caprichos mentales; tales como el nefasto “merecimiento” está vulnerando a la naturaleza,  provocando la crisis alimentaría y el cambio climático. 

Es más importante la armonía con la naturaleza y no una radical discriminación.

Es una responsabilidad histórica y trascendente,  conservar y multiplicar nuestros recursos genéticos especialmente por la seguridad alimentaria, la conservación ecológica, evitar el cambio climático y sobre todo apreciar lo que Dios nos dejo para que existiéramos.

Todo recurso filogenético es indispensable para la sostenibilidad del ecosistema  sin importar si son frutales, ornamentales o forestales. Bien haríamos todos en recolectar semillas, plantar árboles y proteger así la vida.