Pensando en 140 caracteres

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16 abril 2013

Recientemente tuve la oportunidad de dirigirme a estudiantes de la Universidad José Matías Delgado sobre el tema de la tecnología en el presente y su impacto en los profesionales del futuro. Tengo más de treinta años de estar en contacto con las TIC y han sido los últimos los que han encendido las alarmas sobre las consecuencias negativas de la invasión tecnológica de la vida. Ya Nicholas Negroponte, líder del proyecto "One Laptop per Child", dijo que la computación ya no tenía que ver con computadoras, sino con la vida.

La tecnología ha invadido profundamente al ser humano y numerosos estudios están demostrando que esta invasión está cambiando su naturaleza. Está mutando el ser de nosotros como especie. Nicholas Carr en su libro "The Shallows" (El Bajío) argumenta que las nuevas tecnologías están debilitando nuestra inteligencia. ¿Cómo podremos ser capaces de seguir produciendo conocimiento si nos acostumbramos a pensar en series discontinuas de 140 caracteres? ¿Cómo podremos profundizar, ir mar adentro, si nos acostumbramos a hacer muchas cosas al mismo tiempo?

Dice Carr en su libro: " llegó a la conclusión de que 'todos los medios desarrollan algunas habilidades cognitivas a expensas de los demás.' El uso creciente de Internet y de las tecnologías basadas en pantallas ha llevado al 'desarrollo amplio y sofisticado de habilidades visuales y espaciales.' Podemos, por ejemplo, rotar objetos en nuestra mente mejor de lo que solíamos ser capaces de hacerlo. Pero nuestras 'nuevas fortalezas en inteligencia visual y espacial' van de la mano con un debilitamiento de nuestra capacidad para el tipo de 'transformación profunda', que apuntala 'la adquisición del conocimiento relevante, el análisis inductivo, el pensamiento crítico, la imaginación y la reflexión".

Parece que progresivamente nos estamos condenando a las aguas poco profundas, al bajío del conocimiento. "The Shallows" quiere trasladarnos la preocupación de este impacto negativo en el desarrollo humano. La fascinación de los jóvenes con la tecnología y la ubicuidad de los dispositivos móviles debe alertarnos sobre la veracidad de esta predicción (basada en investigaciones). Tenemos que trabajar promoviendo esfuerzos conscientes por lograr espacios de convivencia humana que no estén mediatizados o entorpecidos por la tecnología.

La prevalencia de la interacción humana sobre la base de mensajes cortos y la convivencia disruptiva y asincrónica con ciertos dispositivos móviles puede estar causando daños permanentes a nuestra capacidad de pensar, de convivir y de relacionarnos. Si continuamos pensando en 140 caracteres, perderemos irremediablemente nuestra capacidad de ser personas. Ya en países del primer mundo hay terapias de tratamiento psicológico que imponen restricción absoluta a la tecnología y redescubrimiento de la naturaleza para permitir que las ondas cerebrales vuelvan a sincronizarse con el mundo natural.

La tecnología es necesaria. No habrá futuro exento de ella, pero debemos ser inteligentes en usarla debidamente y en nuestro beneficio. Por supuesto que soluciones educativas como T-Box, que nosotros promovemos en el país tienen un evidente beneficio al ampliar las posibilidades de aprendizaje y al utilizar Internet para crear oportunidades de desarrollo personal en incluso lugares remotos de nuestro país. Sin embargo, son las tendencias en el uso social y desregulado de estas tecnologías las que están deteriorando realmente nuestra capacidad de aprendizaje.

Maestros y padres de familia estamos llamados a intervenir. Debemos apoyar el uso responsable y adecuado de la tecnología, pero ninguno de nosotros permitiríamos que nuestros hijos aprendieran a manejar vehículos automotores para que se lanzaran desde un precipicio. Para llegar a ser un país grande necesitamos desarrollar a nuestros jóvenes y enseñarles en el proceso a hacer uso de la tecnología en su beneficio y no en su contra. Las cartas están servidas. ¿Cómo jugaremos?

*Columnista de El Diario de Hoy.