Buscando inspiración

descripción de la imagen

Por

16 abril 2013

En un evento organizado por "Voces vitales", capítulo El Salvador, nos compartieron la historia de una joven ejemplar que conmovió a miles de personas con un testimonio de valentía, persistencia, tolerancia y esperanza. En esta columna suelo tratar temas de carácter legal e institucional que pueden ser sumamente áridos y repetitivos (pues nuestros políticos no pierden la oportunidad de provocar crisis). Como hemos podido apreciar, nuevamente se está creando un nubarrón gris que en cualquier momento puede desencadenar una tormenta institucional. Por esto me permito compartir un poco de inspiración.

Malala Yusafzai es una joven pakistaní que a sus trece años se convirtió en una importante bloguera y activista que atraía a miles de niñas a las cuales se les ha negado el derecho a la educación por el solo hecho de ser mujer. La primera vez que la vi en televisión, me pareció que tenía una carita encantadora, pero que en ese cuerpo también residía un gran espíritu que trascendía su edad y antecedentes culturales. Ella expresaba esta visión: "Mi sueño es que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico". Lo anterior, que puede parecer bastante sencillo, pero es muchas veces una realidad inalcanzable, no sólo para las mujeres en Pakistán y otros países del Medio Oriente, sino que para muchísimos niños salvadoreños.

Ser vigilante de un sueño y promover el activismo desde la sociedad civil puede tener consecuencias inusitadas. Miembros del Talibán le dispararon a Malala en la cabeza con el fin de callar su voz. A raíz de este terrible hecho, su historia le dio la vuelta al mundo. Luego de su sorprendente recuperación, sucedió lo que ha sido para mí lo más inspirador de esta historia. En ese pequeño cuerpo no cabía el miedo de continuar con su misión, ni tampoco odio a los talibanes, y mucho menos a los hombres. Malala logró construir un fondo para la educación tanto de niños como niñas. Recientemente leía un artículo de la Constitución que me hacía apreciar lo lejos que aún estamos de implementar las aspiraciones de nuestra Carta Magna. El Art 55 señala que la educación debe lograr el desarrollo integral de la personalidad en su dimensión espiritual, moral y social, contribuir a construir una sociedad democrática más próspera, justa y humana. Pero me impactó el énfasis que la educación debe perseguir "combatir todo espíritu de intolerancia y de odio".

Cuánto ejemplo el que da una niña como Malala, pero existe una gran cantidad de casos que seguramente no son reportados de niños salvadoreños que corren peligro al acudir a la escuela, dado el asedio de las pandillas o por las mismas condiciones de precariedad de la infraestructura de las escuela públicas y sin embargo, continúan día a día como silenciosos héroes. También tenemos maestros ejemplares que hacen grandes esfuerzos para que no les roben el equipo informático que usan los alumnos, así como otros bienes que sirven para efectos pedagógicos. Me encantaría conocer todas estas historias y que algún día fueran objetos de premios y reconocimientos, como los que recibe esta niña pakistaní.

Mientras la ciudadanía está sujeta a tanta dificultad, vemos que el bloque legislativo gubernamental desata nuevamente la tormenta política. Una y otra vez se resisten a acatar las sentencias de la Sala de lo Constitucional, está acéfala la Corte de Cuentas de la República, se persigue el famoso voto 56 con el apetito de destituir a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y se pretende reformar la Ley de Procedimientos Constitucionales para evitar que la Sala pueda conocer de elecciones de segundo grado. En nuestro país se ha desatado entre la clase política un odio pernicioso que inhabilita la búsqueda de consensos básicos y prevalece la actitud que "el ganador se lo lleva todo". Es hora de aplacar la tormenta, obedecer las sentencias judiciales, inculcar el respeto del Estado Democrático de Derecho y de un cambio de cultura hacia la tolerancia y búsqueda del bien común.

*Columnista de El Diario de Hoy.