Barras show pagan $300 de impuesto por año

Esta es la misma tasa que la municipalidad capitalina impone por talar  un árbol de madera dura. Una publicación de El Diario de Hoy reveló las formas de explotación a las mujeres que allí trabajan.

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Algunas bailarinas mienten a sus familias con relación a la actividad a la que se dedican y dicen que son edecanes o cajeras.

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01 April 2016

El propietario de una barra show paga anualmente  lo mismo  o menos en impuestos para su funcionamiento que una persona natural por talar un árbol de madera dura.

La Ordenanza Reguladora de las Tasas por Servicios Municipales de San Salvador establece en el artículo 7 que los establecimientos registrados como barra show o clubes nocturnos,  tienen que cancelar 300 dólares anuales para operar.

Similar cantidad de impuesto tiene que cancelar una persona que tale un árbol de madera dura y 200 dólares por talar un árbol joven de madera dura, de acuerdo a las tasas municipales establecidas en la referida ordenanza que está en vigencia desde el 18 de enero del 2008.

Incluso, este tipo de negocios pagan menos por la tala de un árbol para proyectos urbanísticos.  Por cada árbol talado, la empresa constructora tiene que pagar 410 dólares, según la referida ordenanza.

Sin embargo, estos negocios de tolerancia también tienen que cancelar impuestos por la venta y consumo de bebidas alcohólicas, por la emisión de ruidos, por la colocación de rótulos publicitarios y también como parte de la ordenanza de convivencia ciudadana.

 La norma municipal que  regula la venta y consumo de bebidas alcohólicas establece que esos negocios tendrán que cancelar un salario mínimo urbano (240 dólares) para obtener el permiso municipal que dura un año para ese rubro.

Una publicación de El Diario de Hoy en la edición de ayer, reveló las formas de explotación a las que son sometidas las mujeres que allí trabajan,  como por ejemplo que ellas tengan que pagar prácticamente por todo lo que necesitan para hacer su trabajo cada noche.

Otra de las manifestaciones de explotación a las que se enfrentan son las “multas” que les aplican los encargados o propietarios de estos negocios, como por ejemplo el pago de 300 dólares por ausentarse un día.

El Diario de Hoy habló con cuatro bailarinas de barras show, quienes relataron la explotación que sufren como “desnudistas”  y los vejámenes a los que se ven expuestas cada día.

La no renovación anual del permiso para el funcionamiento de las barras show o su funcionamiento sin estar autorizado es considerada una infracción leve.

En ese sentido, la sanción establecida para este tipo de falta alcanza los dos salarios mínimos vigentes.

Residentes de distintas zonas residenciales se han quejado de la proliferación que han tenido este tipo de negocios en los últimos años.

En un breve sondeo hecho por este periódico reveló que operan más de una treintena de barras show o clubes nocturnos en diferentes zonas de la capital salvadoreña.

No menos de siete establecimientos de este tipo funcionan en la colonia Escalón, otros cuatro en la colonia Flor Blanca, cuatro más en el bulevar de Los Héroes y otro número similar en la colonia Layco. A los anteriores se les suman tres más que tienen su sede en la colonia Miramonte y otros dos en el sector del bulevar Los Próceres.

También se ha detectado el funcionamiento de estos establecimientos de dudosa reputación en el barrio San Jacinto,  Avenida España, 25a. Avenida Norte, bulevar Constitución, en las colonias Mugdan, Campestre, Miralvalle, y Buenos Aires.

Fuentes de la Policía consultados explicaron que estos centros de tolerancia son factores de riesgo para la generación de violencia y delincuencia en los alrededores de los mismos. 

Además, estos lugares son visitados por pandilleros y delincuentes para gastarse el dinero fácil que obtienen de sus actividades criminales y también para refugiarse de las autoridades policiales, explicaron las fuentes.

La diputada por  ARENA Karla Hernández expresó su preocupación por la vulnerabilidad en las que se encuentran estas mujeres porque no tienen acceso a ninguna prestación laboral que ordena la ley.  

“Estas mujeres no tienen un pasivo laboral, no tienen acceso al Seguro Social, ni a las AFP, están laborando en la clandestinidad y los propietarios también ejercen, si se les puede llamar una actividad productiva de explotación en la ilegalidad”, dijo Hernández. Agregó que las autoridades deberían de investigar este tipo de establecimientos.