El Jueves Santo es uno de los más importantes para la iglesia católica, este es el día de la última cena de Jesús con sus discípulos, y cuando es apresado por los soldados romanos.
En cada iglesia hay una representación de Jesús vestido de blanco, preso, encadenado, y con los ojos vendados. La denominan El Jesús Cautivo. La cárcel es elaborada con bambú o madera, y colocada en las fachadas de las iglesias o a uno de sus costados.
Pero, a la vez, dentro de los templos católicos, las imágenes de los santos son cubiertas con mantos morados, y en su lugar crean altares secundarios denominados Monumentos, los cuáles cada parroquia decora con diferentes elementos.
Una tradición, en el centro de San Salvador, es visitar los Monumentos de las iglesias de la Calle de La Amargura, que incluye las iglesias El Calvario, La Merced, y donde se encontraba la parroquia San Esteban.
Durante la noche se puede observar a las familias recorrer las cuadras de la Calle de La Amargura, para ir a venerar los Monumentos, los cuáles son decorados con flores, cirios, imágenes de ángeles cuidando el Santísimo; y durante la noche, se realizan lecturas, rezos y cantos religiosos.
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Justo a la par de los restos de la iglesia San Esteban hoy se encuentra una pequeña parroquia improvisada, donde la feligresía católica llega a venerar la imagen de Jesús sentado en actitud de lamentación. La tradición es llegar a venerarlo y llevarse como recuerdo una estampa con escenas del Evangelio, y un algodón bendecido.
Las lecturas del Evangelio de este día hacen referencia al lavatorio de los pies, un acto que Jesús realizó a sus apóstoles después de la Santa Cena.
Este es un ritual escenificado por los párrocos de las iglesias que representan a Jesús, donde lavan los pies a otros sacerdotes, a mendigos o pobres, en señal de humildad, una acción que muestra el amor fraterno de Jesús por los más necesitados.
Procesión del Silencio
A las ocho de la noche, del jueves santo, las cuadras de la Calle de La Amargura, son abarrotadas por los feligreses que esperan la procesión del Silencio, que sale desde la parroquia El Calvario, y es acompañada por la Asociación del Vía Crucis, de la iglesia El Calvario y por devotos católicos.
Son dos andas las principales en la procesión, una de adultos, y desde hace algunos años, la de niños que carga la imagen del pequeño Jesús en la misma actitud de sufrimiento, con vendas y cadenas.
Según comentan representantes de la Asociación del Vía Crucis de la Iglesia El Calvario, el Jesús Niño es cargado por hijos de pertenecientes a alguna hermandad, o niños que quieran cargar el anda, ya sea por una promesa de un favor recibido o por devoción.
Antiguamente a esta procesión solo asistían hombres que acompañaban el anda de Jesús hasta la parroquia San Esteban, ellos caminaban en silencio, y solo se escuchaba las matracas.
Las mujeres sólo observaban la procesión
Hoy en día, hombres y mujeres pueden cargar el anda y acompañar la procesión con velas encendidas, y durante el recorrido realizan oraciones y cantos de cuaresma, también se escuchan las tradicionales matracas y el olor a incienso cubre las cuadras de la procesión.
Uno de los rituales durante el recorrido, es que a la llegada de la procesión a la iglesia La Merced, el anda de Jesús Cautivo se encuentra con el anda del Jesús de la iglesia San Esteban, el que le hace reverencia y luego es llevado a la iglesia La Merced.
La procesión continúa hasta la iglesia San Esteban, y luego regresa hasta La Merced, donde espera hasta el Viernes Santo para salir en el Vía Crucis hasta la parroquia El Calvario y escenificar la crucifixión de Jesús.