El agua, un derecho o una mercancía

A pesar de que el agua es un derecho para que el pleno disfrute de la vida, en todo el mundo se ha convertido en una mercancía, en especial la purificada que se vende para beber.

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22 March 2016

En El Salvador el agua potable es un bien escaso. A diario suceden protestas por la falta de agua, o por la calidad de la misma, lo que obliga a consumir agua embotellada. Aquí entra lo comercial; un garrafón de 5 galones cuesta casi el equivalente a la tarifa por 10 metros cúbicos de la que sirve la Anda, que es de $2.40.

Sobre la disyuntiva acerca de si es un recurso o es un bien, la Organización de las Naciones Unidas, (ONU), reconoce que el derecho al agua potable y al saneamiento “Es un derecho humano esencial para que el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”.

En El Salvador el tema es delicado, a pesar de esto se cuenta con una cobertura de agua domiciliar cercana al 74 % en el área urbana, aunque es de reconocer que elservicio tiende a ser cada vez más intermitente.

El área rural presenta una situación completamente distinta, con una cobertura del 32 %, según datos del Fondo de Agua Español, lo que significa “una de las coberturas más bajas de agua potable y saneamiento básico, no solo en Centroamérica, sino en toda Latinoamérica”, esto según datos proporcionados por el Fondo Ambiental de El Salvador, (Fonaes).

En el Cantón El Tigre de Santiago de María las comunidades deben comprar un barril de agua a $2.50, o recorrer tres kilómetros hasta el vertiente más cercano, no es mucha la diferencia de las populosas colonias de Soyapango o Apopa. Es posible realmente pensar que en El Salvador el agua llegará a ser un derecho humano reconocido.

Este principio está expuesto en el Art. 7 del Anteproyecto de Ley del Agua, presentado en la Asamblea Legislativa, y que lleva varios años sin que se le dé una respuesta.

Pérdida de tiempo

Se estima que en los hogares extremadamente pobres del país la recolección de agua ocupa hasta un 14 % del tiempo de las familias, que podría destinarse a actividades productivas o educativas, según el Fondo de Agua de España, que ha invertido 99 millones de dólares en el país.

“Antes iba a traer agua a pie, a 20 minutos, iba mi esposo o mis hijos o yo, en el verano el pozo se secaba y lo más que traíamos tres cantaradas... y usándola bien duraba el día”, afirma Reina Elizabeth de Escobar, residente del Cantón Ayuta, Las Mesas, Santa Ana.

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para satisfacer las necesidades básicas se requieren 4,000 metros cúbicos de agua por habitante al año, y un mínimo de 1,700, que es el umbral del denominado estrés hídrico. Nuestro país está a 2,061 metros cúbicos de diferencia.

Pero el problema no es solo la cantidad a la que tenemos acceso, el problema aquí es la calidad de la que consumimos. Según el mismo Fondo de Agua se afirma que el “40 % de los sistemas analizados tienen problemas de contaminación microbiológica”. A esto le sumamos la contaminación de las fuentes superficiales muy grave, donde más del 85 % de los ríos y otros cuerpos de agua tienen altos niveles de contaminación, de acuerdo con el informe de la calidad del Agua del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, (MARN).

El futuro como país, debido a los efectos del cambio climático, es realmente preocupante, con una reducción de caudales de agua que va de los optimistas 30 % a los 80 % en el peor de los escenarios, según informa el MARN.

Por lo anterior, El Salvador ahora necesita reconocer como un derecho humano el acceso al agua potable y tomar medidas serias para educar sobre el uso debido de los pocos recursos acuíferos que tenemos, para que en 20 años no estemos en una situación desesperada.

Fuente: Fondo Ambiental de El Salvador, Fonaes.