Hermosos paisajes con aguas contaminadas

La bahía de Jiquilisco y el estero de Jaltepeque tienen más que hermosos paisajes en común. Ambos se venden como destinos turísticos, en ambos funcionan marinas donde atracan yates con banderas extranjeras durante meses; y ambos sufren: quemas en los terrenos aledaños, tala de manglar, descargas de basura y aguas residuales sin tratar.   

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El río El Paso recibe las aguas servidas y la basura de Jiquilisco. Al final

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20 March 2016

Un recorrido por los manglares de la bahía de Jiquilisco (Usulután) y del estero de Jaltepeque (La Paz) es una de las mejores experiencias que El Salvador puede ofrecer a los turistas. Contemplar el atardecer o el amanecer desde islas como La Pirraya es inspirador. 

Pero las experiencias y las idílicas imágenes que ambos humedales ofrecen al visitante corren el peligro de deteriorarse y convertirse en un recuerdo. Entre otras razones, esto se debe al incumplimiento de las regulaciones vigentes y a la falta de ordenanzas o una ley que impidan que el agua sucia, que generan negocios y casas de  todo tipo, sea depositada sin ningún tratamiento en ambos sitios.

Las 63 mil 500 hectáreas de la bahía de Jiquilisco son una de las zonas de anidación más importantes de la tortuga carey en el océano Pacífico, pero también la fuente de empleo  para cientos de pescadores y para los empleados de los hoteles y restaurantes que funcionan en la zona. 

Esta bahía es un sitio Ramsar desde octubre de 2005, pero carece de un plan de manejo.

Además, aunque aparecen en la lista de áreas naturales protegidas, carece de una declaratoria oficial.

La bahía contiene la mayor extensión de manglar hectáreas, casi la mitad de las 37 mil con que aún cuenta El Salvador.   

El biólogo y experto en humedales Enrique Barraza afirma que “es una zona del país donde todavía hay remanente de dunas costeras (montículos de arena sujetos a la acción del viento) en su forma natural, no alteradas”.

Además de invertebrados, moluscos, equinodermos y  peces, Barraza cree que, de vez en  cuando, algún delfín y algún tiburón ingresan en la bahía.

Este sitio, recuerda el biólogo, es importante para el país y para la región: “La bahía de Jiquilisco …  junto con el golfo de Fonseca y  hasta el estero Padre Ramos, en Nicaragua, forman un área que se llama EBSA: Área Marina de Importancia Biológica y Ecológica”.

Pero los títulos y declaratorias no libran a la bahía de los problemas. 

Uno de ellos son los incendios en las tierras aledañas, una práctica usual en los cultivos de caña, pero también en otra clase de cultivos.

Algunos de esos incendios son provocados “por los cazadores ilegales, inescrupulosos, que le dan fuego al matorral para agarrar más fácil los venaditos, los conejitos y los cusuquitos”, afirma Barraza. Esto ha ocurrido siempre, pese a que el Marn ha prohibido las quemas cuando hay fuertes vientos.

Otro de los problemas de la bahía es la basura. 

El biólogo explica que esto ocurre más en los núcleos humanos grandes: “Esa basura queda trabada en los manglares, lamentablemente y, a veces, debajo de agua, buceando, se ven los desechos sólidos”.

El capitán  Edgar Javier Amaya Hurtado, de la Fuerza Naval con sede en puerto El Triunfo, considera que el mayor problema ambiental en la bahía son las aguas residuales: “Todas las aguas grises de los municipios  a ese lugar van a dar, porque no hay un tratamiento de las aguas antes de que lleguen a esta bahía”.

Él considera que el tratamiento de las aguas no solo corresponde a Jiquilisco y a Puerto El Triunfo, sino también a los municipios de Jucuarán, San Dionisio, Usulután y Concepción Batres.

Además, Amaya asegura que hay sitios donde se tala el mangle. “Se tiene conocimiento de dónde está, pero no se actúa”, afirma.

Barraza asegura que en la bahía de Jiquilisco no hay problema de azolvamiento; pero Amaya, los pescadores y los lancheros de Puerto El Triunfo dicen que sí. 

El 11 de marzo, Fernando Rodríguez, un lanchero y guía turístico, mostró a un equipo de El Diario de Hoy la zona donde desemboca el río El Papayal. Ahí, el azolvamiento es tal que los lancheros y los pescadores deben tomar precauciones al acercarse para no encallar.

Este hombre, de 39 años, hace propuestas sencillas para solucionar los problemas ambientales de la bahía, una bahía que, según él y otros habitantes de El Triunfo, no  es   “de Jiquilisco”, sino “de El Triunfo”.

“La tala de manglares se debe, le voy a ser sincero, se debe a la pobreza”, afirma Rodríguez.

¿Y cómo librar a la bahía de la basura que arrastran los ríos? La solución, según él, no es complicada: “Necesitamos una institución que nos dé gasolina para ir a recoger la basura”. Basura que amenaza la belleza de islas consideradas vírgenes como El Pajarito y San Juan.

Para conseguir ese tipo de apoyos, Amaya y otros lugareños están formando una Red de Desarrollo Territorial Comunitario.

Uno de los problemas que se sale de las manos de los pescadores y lancheros es la contaminación por agroquímicos.

Barraza, director de Humedales del Marn hasta diciembre pasado, explica que los ríos arrastran restos de fertilizantes, pesticidas y el estiércol de las vacas y otros animales de corral: “Tanto el estiércol como los fertilizantes colaboran en la contaminación que genera microalgas a parte de los riesgos a la salud humana. Y los pesticidas igual, se arrastran y deben de causar algún impacto”.

Aunque ese impacto no se ha estudiado, la menor presencia de algunas especies podría ser un indicio de ello.

Rodríguez asegura que el rayador americano, un ave migratoria, ya no se ve por ahí, a lo mucho “tal vez una pareja”.

Un estero con desagües y con menos garzas

Las 49,454 hectáreas del estero de Jaltepeque ofrecen un paisaje que enorgullece a cualquier viajero salvadoreño que llegue al país vía aérea.

 Antes de aterrizar, varios vuelos comerciales sobrevuelan este humedal declarado sitio Ramsar en 2011.

Enrique Barraza explica que el estero tiene  áreas de manglar importantes y “posiblemente los pantanos de agua dulce más extensos del país ubicados en: El Aguaje, Guadalupe La Zorra y El Astillero. Todos, áreas protegidas.

En la zona hasta hace un mes solo había  dos guardar- recursos asignados por el Marn. Quizá por esto cuando se le pregunta a pescadores y lancheros si hay guardarrecursos en la zona su respuesta es un “no”.

Este sitio es rico en invertebrados marinos, peces y numerosas aves en los pantanos de agua dulce.

Pero como en Jiquilisco, el ecosistema es afectado por algunas prácticas agrícolas: el uso de agroquímicos, las quemas y el estiércol del ganado, “contaminan los pantanos de agua dulce y después el estuario”.

Además, en la zona se dan bastante la tala, la quema y las inundaciones.

“Sobre aguas negras hay un importante aporte en el caserío Los Blancos por la concentración de seres humanos, así como en la zona urbana del municipio de San Luis La Herradura”, agrega Barraza.

En dicho municipio, una comunidad ha recibido el apoyo de la alcaldía para rellenar un canal y colocar tuberías que lleven las aguas negras hasta el estero, sin que el agua tenga ningún  tratamiento.

El alcalde de San Luis La Herradura, Mario  Ticas, reconoce que la mayoría de los 20 mil 405 habitantes de ese municipio tienen fosas sépticas, pero los que viven en junto al estero lanzan el agua ahí.

Ticas asegura que “la tala del manglar se da, pero no a gran escala”. No obstante, cuando se conoce un caso, “se hace un reporte y se manda a Medio Ambiente”. Sobre la basura, el alcalde dice que tres camiones la recolectan; mientras que la basura de la isla Tasajera es transportada en lancha hasta La Puntilla.

Sin embargo, Marcelino Rodríguez, uno de los lancheros que ofrecen transporte y recorridos turísticos en el estero, dice que la basura “se quema o se entierra” en las islas.

Rodríguez asegura que “a la isla de las garzas ya no llegan garzas”, porque hace dos años unos muchachos se dieron a la tarea de matar a palos a las garzas que llegaban a aparearse al lugar. “Lo denunciamos a la Policía y nos dijeron ‘ahí la solución es que ustedes vigilen”, asegura el lanchero. 

El alcalde de San Luis La Herradura confirma que las aves ya no llegan.

Pero los problemas ambientales no solo se dan en el estero, sino en las áreas  a su alrededor declaradas como protegidas.

El 1 de febrero el Ministerio de Medio Ambiente (Marn) le presentó el plan de manejo del humedal complejo Jaltepeque al juzgado ambiental de San Salvador. 

El tribunal se lo solicitó al Marn como parte de las medidas dictadas el 8 de septiembre, tras recibir la denuncia de daños ambientales en el área natural protegida El Astillero. Personal de ese juzgado y peritos visitaron un inmueble ubicado en la comunidad Monte Verde, del cantón Azacualpa, de Zacatecoluca, donde se habían construidos unos puentes sobre el río San Antonio sin autorización.

Tras constatar lo ocurrido, el tribunal le solicitó al Marn el plan de manejo del sitio Ramsar, restaurar el bosque de galería y los cauces alterados e iniciar un proceso de evaluación ambiental.

Según la información publicada en la página web del convenio Ramsar, el plan de manejo para el estero de  Jaltepeque está “en preparación”.

La basura que arrastra El Papayal   

El Papayal es un río famoso; no por su paisaje, sino porque durante la época lluviosa se desborda e inunda las casas de la comunidad Colonias Unidas, en El Triunfo, Usulután.

Este río arrastra tierra, ramas y basura desde las zonas más altas durante la época lluviosa. Antes de desembocar en la bahía de Jiquilisco suele desbordarse, al menos una vez, y dar sustos a los habitantes de Colonias Unidas.

Sonia Marleny Gómez, de 43 años, recuerda que a principios de diciembre El Papayal la dejó con el agua hasta las rodillas y arruinó todas sus pertenencias.

“¡Qué costaría reunirnos y hacer limpieza entre todos!”, sugiere como  una forma de prevenir un anegamiento más.

El capitán Edgar Javier Amaya Hurtado explica que en coordinación con la cooperativa El Tercio se han dragado el río; pero ese trabajo ha sido insuficiente, pues el río está otra vez azolvado con la tierra erosionada que arrastra desde Santiago de María, Ozatlán, Tecapán, California y Jiquilisco. 

En diciembre, El Papayal se desbordó y restó altura al bordo que lo separa de las casas de Gómez y sus vecinos. Amaya asegura que Protección Civil  está al tanto del problema, que no solo afecta a la comunidad que resulta anegada, sino también a los pescadores que trabajan en la bahía: pues la tierra que arrastra El Papayal se ha convertido en un obstáculo para quienes salen a pescar desde Puerto El Triunfo. Ellos temen que la tierra avance más y les cierre el paso natural por el que ingresan al resto de la bahía.

Visite el especial completo Sitios Ramsar: Tesoros naturales en peligro