Cientos de católicos llegaron desde tempranas horas de la mañana para acompañar a Jesús en la procesión de las palmas, y luego celebrar la misa de Domingo de Ramos, con la cual se inician las actividades de Semana Santa, en todas las parroquias.
En Santa Tecla, la compañía de teatro Hamlet realizó una representación de la entrada de Jesús a Jerusalén, durante la procesión que salió desde la Plaza de la Cultura, ubicada en el Paseo El Carmen, hasta la parroquia Inmaculada Concepción.
Durante el recorrido decenas de feligreses portaron sus tradicionales ramos de palma decorados con flor del coyol, cruces de madera adornadas con papel dorado y pequeñas flores artificiales.
Niños y adultos acompañaron a Jesús que iba sobre el lomo de un burro, mientras los acompañantes, del grupo de teatro, gritaban ¡Aleluya!, el hijo de Dios ha llegado, sonando sus panderetas y matracas mientras danzaban a su alrededor con mucha alegría.
La misma devoción se vivió en la capital, donde la feligresía católica portaba sus ramos mientras acompañaba la procesión que caminó por las principales calles del centro de San Salvador.
Jesús Misericordioso
En Ahuachapán, decenas de católicos acompañaron la procesión con el anda que llevaba a un Jesús cerca de un pozo de agua, donde un penitente le pide Misericordia, bajo el lema Jesús misericordioso como el padre.
La procesión recorrió las principales calles de la ciudad, las cuales fueron decoradas con hojas y pétalos de flores para esperar el paso de la imagen de Jesús.
Mientras que en San Miguel muchos devotos llegaron con su ramo de palmas a la catedral de la Virgen de la Paz para esperar la misa del Domingo de Ramos. Al finalizar la homilía las palmas fueron bendecidas.
En el Vaticano
Ante más de 60 mil feligreses, el Papa Francisco inauguró los ritos de la Semana Santa con la procesión de las Palmas y la posterior misa del Domingo de Ramos, en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Las celebraciones comenzaron con una procesión por la plaza que fue abarrotada por la feligresía. Cardenales, sacerdotes y católicos de a pie alzaban ramas de olivo y palmas en recuerdo a la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén antes de su inminente muerte.
Ante los miles de fieles que acudieron a escucharle, recordó cómo cuando Jesús de Nazaret entró a Jerusalén “la muchedumbre” lo acogió con “entusiasmo, agitando las palmas y los ramos de olivo” y al grito de “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.
Durante la homilía del Domingo de Ramos, lamentó la “indiferencia” de todos ante la crisis de migrantes de Europa, comparándola con lo que ocurrió antes de la crucifixión de Jesús, cuando según la tradición cristiana, las autoridades locales se lavaron las manos y dejaron la decisión a otros.
“Jesús sufrió también en su propia carne la indiferencia, porque nadie quiso tomar responsabilidad por su futuro. Y pienso en tanta gente, tantos que están al margen, tantos refugiados” para quienes “mucha gente no quiere asumir la responsabilidad por su destino”, dijo el pontífice en referencia a los refugiados.
Pero también aludió a la posterior “humillación” que sufrió durante la Pasión, a la que siguió la Muerte y la Resurrección.
Por ello, apuntó, los fieles católicos están llamados “a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo” para así “aprender el amor humilde, que salva y da la vida, para renunciar al egoísmo, a la búsqueda del poder y de la fama”.
Tras la misa, el papa sonriente dio la bienvenida a miles de personas al pasear por la plaza con su Papamóvil, e incluso dejó que algunos niños se montaran en el vehículo.
El pontífice bendijo palmas y ramas de olivo sostenidas por los fieles en la plaza de San Pedro, un ritual con el que dio inicio a las celebraciones de Semana Santa en el Vaticano.