SAN VICENTE. Ahora que se acerca la Semana Santa, don Feliciano, un hombre de semblante sencillo, piel morena, cabello entrecano, y manos callosas, talla con mucha paciencia y agilidad, una figura en durapax, de Cristo Yacente.
Sentado en un banco de madera, bajo la sombra frondosa de varios arboles, poco a poco le va dando forma al bloque de material sintético.
“Desde hace varios años nos dedicamos a fabricar diferentes misterios del evangelio, para colocarlos en la ermita de la colonia durante las festividades solemnes de la Semana Santa”, dice don Feliciano.
Todo el trabajo lo realiza de forma manual, con herramientas que tienen más de 50 años de antigüedad.
Sus manos han forjado numerosas figuras de santos, que adornan ermitas y parroquias en varias zonas del país.
Incluso, algunas de sus obras hechas con madera, han sido trasladadas al extranjero.
A pesar de su avanzada edad, no utiliza lentes para trabajar, ni tiene problemas de temblor en sus manos.
“Desde hace cinco años solo hago trabajos ocasionales, y ahora que se acerca la Semana Mayor, paso entretenido elaborando figuras religiosas en durapax”, dice el artesano.
Mientras utiliza una especie de formón y lija en la superficie áspera del durapax, para darle forma, Feliciano recuerda con mucha nostalgia el pasado.
Recuerdos
“Mire si antes nuestras madres no permitían ni que nos bañáramos para la Semana Mayor, ni mucho menos que comiéramos carne o dejáramos de asistir a las procesiones”, dice el octogenario.
Mientras, habla, el rostro de la figura de Cristo, va cobrando forma poco a poco.
Desde hace 72 años
Fue a la edad de 18 años, cuando fue enviado a aprender el oficio de tallador en madera, en su natal Apastepeque.
El artesano, nunca imagino que gracias a este oficio, sacaría adelante a toda su familia.
“Me siento muy agradecido con Dios por las habilidades que me ha regalo para moldear la madera y el durapax y por los años de vida que me ha brindado”, dijo don Feliciano.