El incomparable poder del trabajo valiente e independiente

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19 marzo 2013

El aniversario de los primeros cien días de la gestión de Luis Martínez al frente de la Fiscalía General de la República, pasaron desapercibidos en medio de un mar de noticias negativas relacionadas a la seguridad pública de El Salvador. Los medios de comunicación y analistas no escrutaron los principales logros y desaciertos del funcionario desde que fue juramentado el cuatro de diciembre del año pasado, como lo han hecho con los titulares de otras entidades públicas importantes. A pesar que Martínez está al frente de la Institución encargada de investigar los delitos y perseguir a los criminales en los tribunales, su trabajo no fue evaluado con el rigor tradicional en las páginas de los periódicos o los programas de opinión.

Sin embargo, sus acciones recientes podrían ser causa de envidia para algunos de sus antecesores y hasta para sus actuales colegas dentro del aparato de seguridad estatal. Aún no se ha delineado públicamente una clara visión estratégica para su administración, pero el nuevo Fiscal General parece estar dispuesto a diferenciar su gestión de las anteriores, reclamando el liderazgo que le otorga el marco normativo vigente. Aunque ha tenido serios desaciertos en sus primeros días dirigiendo la Fiscalía General de la República, esta intención hace que sus errores sean temporalmente excusados y se le brinde apoyo y el beneficio de la duda.

Al principio de su gestión, como he mencionado en el pasado, se observó muy cerca del Ejecutivo y sumiso ante el poderoso Ministro de Justicia y Seguridad Pública, David Munguía Payés. Recientemente, no obstante, ha dado señales de querer brillar con luz propia y marcar distancia del Gobierno central, en consonancia con la independencia que las leyes establecen para el desempeño de su puesto.

Por ejemplo, durante el vergonzoso incidente registrado en los Planes de Renderos --en el que un grupo armado ingresó a una sede policial en la madruga y asesinó a un testigo que colaboraba en la investigación de una estructura de narcotraficantes-- Martínez mostró un interesante temple, al prohibirle a las autoridades policiales brindar declaraciones sobre el hecho.

La actuación más esperanzadora, sin embargo, fue ejecutada pocos días después de sobrepasar el límite de los cien días. La captura de Jorge Ernesto Ulloa Sibrián, presunto capo salvadoreño de una red centroamericana dedicada al contrabando de drogas, pone en la palestra pública la investigación y persecución de un caso de dimensiones que no se ha visto en años recientes. El liderazgo de la Fiscalía el pasado fin de semana, fue claro y categórico.

Estas señales iniciales aún tienen que ser sustentadas y ampliadas mediante más acciones que demuestren la independencia de la Institución que dirige Martínez y dejen claro el rol protagónico de los fiscales auxiliares en el proceso investigativo y judicial. Esto debe de ser uno de los principales elementos para evaluar la gestión del actual Fiscal General.

Muchos de sus antecesores optaron por plegarse al poder del influyente Ministro de Justicia, con la esperanza de que a través de su cercanía pudiesen gestionar más recursos para la Fiscalía, pero comprobaron con el tiempo que su apuesta fue equivocada. No se debe de sacrificar la independencia, integridad y liderazgo de la Institución en detrimento del trabajo arduo, independiente y valiente. Muestras constantes de independencia y excelencia en la investigación y persecución del delito, cautivarán el favor de la opinión pública, el arma más temida por los políticos y, por lo tanto, una de las más efectivas para ejercer presión sobre funcionarios clave. El Fiscal tiene la histórica oportunidad de acceder a esta potente herramienta y, de esa forma, conseguir recursos para su Institución.

*Máster en Criminología y Ciencas Policíacas.

@cponce_sv