El agobiante grito de auxilio de una mujer policía

La agente relató el martirio y sufrimiento que vive por estar en la mira de los mareros

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Una mujer policía se encuentra desesperada ante la amenaza latente de pandilleros hacia su familia. Ha buscado ayuda pero siempre encuentra las puertas cerradas.

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12 March 2016

Rosa tiene un semblante serio y fuerte, como muchas mujeres que son policías. Asegura que es rápida con su arma y sus constantes enfrentamientos con pandilleros y delincuentes en las calles, la hacen cada vez, una mujer más valiente. 

Sin embargo, al hablar de la muerte de un pariente que también era policía, a manos de pandilleros ; y del sufrimiento que vive de ser perseguida, se quiebra y llora.

Desde del cobarde asesinato de su familiar en un municipio de San Salvador,  cuando se encontraba en un parque, con su familia,  hace varios meses, Rosa vive triste y teme que los  pandilleros que mataron a su familiar,  hagan lo mismo con ella.

La mujer vive en un municipio atestado de pandilleros, muchos son del lugar y por eso saben que Rosa es policía y que su pariente lo era. 
Para la víctima,  no es suficiente haber forrado su casa con alambre razor, tener perros bravos y mantener vigilancia día y noche. 

Dice que tarde o temprano,  los mareros la sorprenderán y la matarán,  como ocurrió con su familiar. Los pandilleros no hacen nada durante todo el día y por eso son expertos para vigilar a las personas.

Pero Rosa afirma que ya está preparada para ese momento. Todas las noches lo piensa y a veces, lo sueña. Dice que quisiera que la muerte llegara pronto,  tal vez así se acaba el sufrimiento de su familia. Pero sabe que esa no es la solución, no la encuentra.

La experimentada mujer policía buscó a El Diario de Hoy para contar su calvario,  porque asegura que ninguna institución del Gobierno y embajadas le ayudan, incluso, ni la Policía Nacional Civil le ha dado confianza y seguridad.  

En 45 minutos,  Rosa contó el suplicio que vive. Habla de cómo empezó todo y deja un mensaje al Gobierno. 

Este es su relato:

Desde hace 15 años yo entré a la corporación policial, lo hice porque me gustaba. Dios me dio ese trabajo con el que he salido adelante. Pero últimamente es un calvario el que vivimos con mi familia. Desde hace seis meses,  que mataron a mi familiar que también era policía. Nosotros habíamos sido amenazados que nos iban a matar.

“A él le decían que se fuera con su familia, que se llevara a su papá. Pero él decía que para dónde me voy a ir, si no tenía otro lugar. Hasta que llegó el día de su muerte. Estaba con su familia,  cuando un pandillero lo sorprendió y lo mató, frente a muchas personas. Nadie habló. Me avisaron que lo habían asesinado y cuando llegué a la escena estaba tirado y con más de 20 balazos en su cuerpo. Tenía como 36 perforaciones de bala”.

“Antes de su muerte, hace unos meses,  yo sentía una gran tristeza en mi corazón por todo lo que está pasando en mi país. Nosotros los policías cuidamos a las personas pero quién nos cuida a nosotros. No sentía tranquilidad en mi vida. Sólo cuando estaba en la iglesia y hablaba con Dios sentía que tenía paz.  Esa tristeza que yo vivía,  era por lo que le iba pasar a mi pariente. El día que lo mataron yo sentí ganas de llorar y llorar...le pido a Dios que nos ayude porque no encontramos qué hacer”

“Vivimos una vida de tormento. Yo me levanto a las 12:00 a la 1:00 de la madrugada con la pistola en la mano. Oigo ruidos, los perros ladran y le digo a mi esposo que ésta no es vida. Mi familia me dice que me decida, que cuando yo salga,  ellos me seguirán. He puesto una denuncia, los policías pasan (patrullando) cuando tienen tiempo, cuando pueden, porque no pueden sólo estar cuidándonos a nosotros, pero eso no es suficiente”.

“Yo salgo hacia mi trabajo con la pistola adentro de mi cartera, pero empuñada, sin seguro y solo para jalarle, los mareros que mataron a mi pariente andan libres y me andan persiguiendo. Le digo a mi Dios que el día que me ataquen y sea mi último día,  que me de valor. Yo me siento estable económicamente, pero de qué me sirve, sino tengo tranquilidad”. “Vivo diciéndoles a mis hijos que se cuiden y que no dejen que nadie se les acerque. Que no permitan que nadie los meta a un carro, que griten, que hagan bulla,  porque si los van a matar,  que lo hagan en el lugar, pero que no los desaparezcan. Eso imagino que es horrible”.

“A veces pienso que puedo ir a alquilar una casa, pero tienen un costo muy alto en un lugar donde no sea asediado por los pandilleros. Mi familia se entera cómo la gente huye de sus casas y donde van,  son asesinados por ser ajenos. Díganme cómo se siento yo,  como pilar de la casa. Me siento impotente”

“Yo he buscado ayuda.Todo eso que el gobierno habla que hay apoyo a los policías y que se está combatiendo la delincuencia, ¡ es mentira! Al gobierno no le importa la vida de los policías, pueden morir mil y a ellos no les interesa. Los que quieren es llenarse los bolsillos de dinero, sean del partido que sean. Yo he ido con cartas,  explicando todo a la Presidencia, pero nadie me resolvió nada.

Fui a buscar a la primera dama,  tal vez por ser mujer me entendía; pero nada. Me pusieron obstáculos y trámites engorrosos. La mujer fue cortante y pedante”.

También fui a las oficinas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y  donde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur);  y ahí me dijeron que no podían hacer nada porque cada país era el responsable de la seguridad de sus ciudadanos. Me dijeron que si me voy a otro país,  tal vez me pueden ayudar”.

“Yo no voy ni a la iglesia, a veces creo que cuando esté orando de rodillas,  ahí me van a llegar a matar, porque los mareros ahora ni las iglesias respetan. Sí yo supiera que con mi muerte terminará todo, ya hubiera agarrado mi arma y hubiera ido a buscar a esos tipos. Pero no es esa la solución”.

“Estoy decepcionada. Cuando veo a los hijos y esposa de mi pariente, me da tristeza. Debemos de salir de la casa antes que maten. A mi familiar lo persiguieron casi dos años,  hasta que lo sorprendieron. Nunca lo podían agarrar porque era muy listo, pero ellos buscan la debilidad de las personas. Las madres de los pandilleros dijeron que era la última licencia que iba a disfrutar,  y así fue”.

“La mayoría de los compañeros coincidimos que estamos decepcionados. Que cuando nos defendemos,  nos persiguen los agentes de la Inspectoría y cuando ellos nos atacan, nadie dice nada. No tenemos apoyo de nadie. Las declaraciones que dio el vicepresidente Óscar Ortiz, son decepcionantes. 

Más no sabe que gracias a Dios y a los policías, mucha gente no es tocada por los pandilleros. Con un día que la Policía no trabaje,  se vuelve un caos el país. El bono que prometieron e s una burla. Ellos están cobrando el impuesto desde hace meses. La actitud de castigar a los agentes de la UMO fue errónea, los antimotines querían evitar una tragedia porque eran policías contra policías”.

“En El Salvador los derechos humanos no sirven de nada. A mí me han procesado varias veces,  solo por defenderme de los pandilleros. Los mareros tienen más derechos que las personas honradas. Es triste que todo en este país esté a favor de los delincuentes. Así como vamos, terminaremos hundidos en la miseria y en una guerra, que dejará cientos de muertos...”