La pobreza, el capital humano y el crecimiento

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25 marzo 2013

El número de los pobres en el país aumentó en más de 600 mil personas de 2006 a 2011. Esto sucedió durante dos administraciones presidenciales --Tony Saca y Mauricio Funes--, que se pintaron a sí mismas como defensoras de los pobres y que basaron sus políticas y comunicaciones en programas orientados a transferir subsidios a la población.

La idea de ambas administraciones ha sido que la pobreza se elimina quitándole dinero a los ricos y la clase media y dándoselo a los pobres, no invirtiendo en aumentar su capital humano sino en la forma de subsidios a su consumo. Es una idea que mucha gente encuentra lógica y atractiva. Lógica porque si la pobreza es falta de dinero, suplirlo debería de eliminarla. Atractiva porque la mayor parte de la gente cree que ellos, al no verse como más ricos que los pobres, creen que no les costará nada a ellos.

Pero la idea ha fracasado estrepitosamente. En vez de disminuirse, la pobreza ha aumentado, afectando un número enorme de personas. Esto era de esperarse porque la idea no es ni lógica ni atractiva para nadie por cuatro razones: Primero, las cantidades de dinero que son necesarias para eliminar la pobreza son tan grandes que no es razonable pensar que una sociedad pobre como la nuestra puede transferir sin que colapsen los incentivos para trabajar entre los que no son pobres y tienen que proveer los fondos transferidos.

Segundo, como dice la sabiduría china, lo que se necesita para acabar con la pobreza no es darle pescado a la gente sino enseñarle a pescar. Recibir el pescado sólo crea una sicología de dependencia que elimina el incentivo de los pobres a superarse. Invertir en enseñar a pescar a los ciudadanos crea un capital que les permite generar riqueza adicional para ellos y para la sociedad entera.

Tercero, al eliminar los incentivos a trabajar de los que no son pobres y de los pobres también pone a la economía en una ruta que sólo puede llevar a la decadencia, una ruta que El Salvador parece estar tomando. Cuarto, mientras que la redistribución del ingreso no aumenta, y en realidad disminuye la riqueza y el ingreso, la nueva producción generada por la inversión en capital humano aumenta no sólo los ingresos de los pobres sino también los de la sociedad entera.

En realidad, lo que hace que la pobreza disminuya es la inversión en capital humano y el crecimiento económico. Lo mejor que puede hacerse para sacar a un pueblo de la pobreza es darle buena educación y salud. Y el crecimiento es fundamental. La tabla adjunta muestra los resultados de un estudio clásico sobre el tema. Los autores analizaron el impacto del crecimiento económico en la pobreza en 65 países en desarrollo de 1981 a 1993. Cuando la economía se contraía en 9.8 por ciento, la tasa de pobreza aumentaba en 23.9 por ciento. Cuando la economía crecía en 8.2 por ciento, la pobreza disminuía en 6.1 por ciento. Hay otras dos categoría intermedias. En todas ellas, al aumentar el crecimiento disminuyó la pobreza, y viceversa.

FUENTE: Ravallion, Martin, and Shaohua Chen, 1997, "Distribution and Poverty in Developing in Transition Economies: New Data on Spells During 1981-1993", World Bank Economic Review 11 (May).

Esto es lo que explica por qué la pobreza disminuyó de 60 a 30 por ciento durante los primeros tres gobiernos de ARENA y luego aumentó a 47 por ciento en las administraciones de Saca y Funes. Es hora de abandonar el asistencialismo y reducir la pobreza de la única manera en la que puede hacerse: invirtiendo en capital humano y aumentado la producción.

*Máster en Economía,

Northwestern University.

Columnista de El Diario de Hoy.