Son cerca de las 6:50 de la mañana y varios trabajadores atraviesan el bulevar del Ejército para llegar a sus destinos. A esa hora, los carriles de los extremos del bulevar están lleno de vehículos particulares, camiones, buses y microbuses del transporte colectivo, al centro los carriles exclusivos del Sitramss están vacíos.
Cada cinco minutos recorre los carriles especiales un bus del Sitramss.
En 40 minutos han pasado, frente a la estación del Hospital Amatepec, 10 buses articulados y nueve tipo padrón.
En la estación, algunos pasajeros solo ven su reloj a la espera de que un padrón llega y puedan abordarlo.
Cerca de ahí, en la calle que conduce de San Salvador a Ciudad Credisa, está un camión repartiendo soldados en las estaciones del Sitramss sobre el bulevar del Ejército.
Ymientras cientos de conductores empiezan su día con el estrés del tráfico, un motociclista se cuela por los carriles especiales para avanzar con vía libre hasta su destino.
Pero el motociclista no es el único que se atreve a usar los carriles exclusivos del Sitramss.
Después de la moto pasan tres pick ups, con placas particulares, y otro con logo del Ministerio de Obras Públicas.
En esos minutos, también, circula una ambulancia de la cruz verde.
Quienes están a los costados del bulevar solo han podido ver la agilidad de la marcha de esos pocos automovilistas.
Mientras en los exclusivos han pasado circulado unas 19 unidades del Sitramss en 40 minutos, de la hora pico;en los costados han tenido que ingeniárselas un aproximado de más de 160 buses y microbuses del transporte público.
Los únicos sonidos que se escuchan en el bulevar son las pitos que hacen sonar los conductores desde sus vehículos con la intención que los que van delante puedan avancen más rápido.
Sin embargo, un carro con desperfectos mecánicos, estacionado cerca del puente Eureka, impide que los otros autos avancen.
El congestionamiento parece interminable.
Los pasajeros que van sentados en los articulados y padrones del Sitramss desde sus ventanas ven con desdén el tráfico de la zona que parece tener acostumbrados a sus conductores.
Cuando faltan 10 minutos para las 8 de la mañana, la frecuencia con que pasan las unidades del Sitramss disminuye, los tiempos de cinco minutos entre cada bus se cambian a 10.
La gente todavía está amontonada en la terminal provisional del sistema.
A toda prisa algunos logran agarrar el bus articulado o padrón, a otros les toca resignarse y esperar la llegada de la próxima unidad, en unos 15 minutos.
Antes de reducir el tránsito por los carriles de las dos arterias donde circula el Sitramss, los usuarios tardaban un promedio de 40 minutos desde las aproximaciones del centro histórico de San Salvador hacia Ilopango. Ahora, el panorama ha cambiado y los automovilistas que viajan hacia el oriente del país tienen que armarse de paciencia.
El ministro de Obras Públicas, Gerson Martínez admite que el Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (Sitramss) ha causado incomodidades a las personas que van en sus automóviles, por los atascos causados por la estrechez de los carriles para el tránsito particular.
Sentencia que el congestionamiento provocado por el Sitramss no se resolverá en un corto plazo.
“Este es el primer paso, no se le puede pedir a un niño que resuelva los problemas de 80 años sobre todo con las limitaciones presupuestarias que hay. El sistema no se ha construido apenas es una primera pieza, un primer componente del sistema, se está haciendo”, dice Martínez.
La demanda diaria que tienen los buses del Sitramss es de aproximadamente 31 mil personas, y solamente se utilizan 28 unidades para trasladaras.
La gente debe ir parada, con incomodidades y sin el aire acondicionado que se prometió en un principio.
Las condiciones de seguridad empleadas en cada una de las estaciones del Sitramss no son suficientes para algunas personas que prefieren seguir utilizando sus vehículos para movilizarse debido a la inseguridad que sufren otras rutas de la zona.