Fue a los 14 años cuando Rubén Antonio Monterrosa comenzó a trabajar en el sector transporte.
Su padre también era motorista de autobuses, por lo que Monterrosa inició como mecánico, se dedicó a manejar unidades de transporte y se había convertido en instructor de los nuevos motoristas, así lo confirmó Catalino Miranda, presidente de la Federación de Cooperativas de Transporte (Fecoatrans).
Además de ser instructor, el joven de 25 años era supervisor de la ruta 113 y laboraba en Cojutepeque, Cuscatlán, donde residía y donde también fue asesinado la mañana de este jueves, cuando se disponía a laborar.
De acuerdo con el empresario de autobuses, antes de su muerte, a inicios de febrero, dos sujetos dañaron con piedras los parabrisas de dos de las unidades que Monterrosa supervisaba.
Miranda solicitó a las autoridades indagar el hecho, las investigaciones todavía están en proceso.
“Quitar un elemento clave de una empresa podría ser por parte de competencia, podría ser por parte de algunos trabajadores, pero sí fueron pandilleros los que participaron, pero ya como sicarios, entiendo yo”, manifestó Miranda a El Diario de Hoy.
Agregó que el hecho también podría estar relacionado con las extorsiones.
Independientemente los motivos del homicidio, el presidente de Fecotrans solicita a las autoridades que investiguen las personas que estuvieron atrás de los ejecutores materiales del crimen y que el caso no quede impune.
La empresa a la que Monterrosa laboraba, dijo, está haciendo por su parte las investigaciones en el tema y cuentan con una serie de pruebas que aporten a las indagaciones.
La víctima deja tres huérfanos, el menor de ellos tiene alrededor de seis meses.
17 empleados del sector transporte ultimados
Miranda especificó que solo este año han sido asesinados 17 empleados del sector transporte, entre ellos motoristas, cobradores y despachadores.
Mientras que seis unidades han resultado atacadas por delincuentes. Los homicidios no son el único problema que afecta al sector. Mensualmente, según el transportista, deben pagar alrededor de un millón y medio de dólares de extorsión.