Helenos salieron del caballo… arde Troya

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11 febrero 2013

La mitología cuenta que nunca mujer alguna desató tantas pasiones como la bella Helena de Troya. Sólo el amor a la libertad y la democracia ha provocado ímpetu equivalente en la historia.

Héctor, valiente príncipe troyano, enfrentó la furia de Aquiles el invencible. Con todo, para defender Troya. Y cuenta Homero que creyendo que los Aqueos partían en paz tras años de cruentas batallas, los troyanos abrieron confiados las inexpugnables murallas e ingresaron la ofrenda griega que era un artilugio ideado por el tramposo Odiseo. El caballo de Troya cumplió su artero cometido de engaño.

Por la noche, cuando dormían confiados por la paz lograda, la cuadrilla griega salió de las entrañas del caballo de madera y sigilosamente se desplazó aniquilando vigías, para abrir los portones al taimado invasor extranjero. En la trifulca, certera flecha clavó el talón de Aquiles… ¡cayó el griego invencible! Herido de muerte inesperada. La profecía cumplida, pero un año más sufrió castigo el pueblo, griegos y troyanos.

¡Ah!... El rey Agamenón y su hermano Menelao sostuvieron la cruenta querella para saciar mezquinos intereses y riquezas personales.

Los poemas homéricos son aleccionadores para comprender la influencia regional que pretende ejercer un país poderoso en países débiles de Latinoamérica. El chavismo de Venezuela, usando la estatal petrolera PDVSA destina cuantiosos recursos con el artilugio Petrocaribe, para fondear movimientos políticos locales afines al chavismo.

PDVSA se instala en países débiles con empresa constituida bajo legislación nacional. En El Salvador, la transnacional del gobierno venezolano instaló su filial PDV-Caribe, S.A. y controla el 60% del capital accionario de Albapetróleos de El Salvador. Su administración está en manos de reducido grupo de dirigentes políticos locales, plegados a dictados del socio mayoritario.

De las ventas de combustible, PDVSA deja en Albapetróleos el 50% de liquidez como préstamo a 25 años al interés de 1% anual. Su objetivo no es lucrar su filial. Es liberarle liquidez que permita disponer de cuantiosos recursos para proyectos distintos al giro principal para el cual fue constituida, y autorizada como importadora y distribuidora de derivados de petróleo por la Dirección Reguladora de Hidrocarburos y Minas del Ministerio de Economía; dependencia que está supuesta a supervisar en apego a la Ley Reguladora del Depósito, Transporte y Distribución de Productos Derivados de Petróleo y su Reglamento.

Albapetróleos, inicialmente vendió el combustible a precios más bajos que el valor CIF facturado por su casa matriz, PDVSA. El objetivo, vender unos 35 centavos más barato el galón al público para ganar clientela y "comprar mercado". La pérdida de operación se compensó con otros ingresos no provenientes del giro de negocio, que es vender combustibles.

Se hizo la importación en camiones cisternas, operación hormiga de alto costo para traer diesel desde ALABANISA, otra filial en Nicaragua. Al poner en operación su terminal marítima en Acajutla, lo que implicó bajar costos, Albapetróleos incrementó el precio de los combustibles al consumidor. La función social se acabó. Los automovilistas que le compran combustible, le posibilitan la liquidez del artilugio.

Personeros de ANEP, de manera valiente como el troyano Héctor, han enfrentado y criticado obscura operación. Aquíles el invencible arremetió con furia, en medio de vítores de políticos y burócratas de izquierda que piden castigo máximo.

Estando el caballo de Troya frente al muro, el pueblo debate, unos ven conveniente entrarlo y otros temen lo peor.

Con vastos recursos, sin importar destreza, eficiencia y rentabilidad, el artilugio incursiona en actividades agrícolas, salud y medicamentos, energía, financieras, transporte público y otros de los cuales no se tiene noticia pública.

Homero canta: - "…está por ser tomada, ¡arderá Troya!". Pero el invencible tiene su talón de Aquiles. Lo sabemos…

*Colaborador de El Diario de Hoy.