Los escándalos de corrupción en Brasil y la reciente captura del publicista Joao Santana, amigo personal del matrimonio presidencial de Mauricio Funes y Vanda Pignato en El Salvador (2009 - 2014), pone de manifiesto un modelo de coaptación de las campañas electorales con maniobras bien articuladas para crear estructuras de corrupción, según expusieron analistas en la presentación de un nuevo estudio sobre financiamiento de campañas electorales en América Latina.
Los investigadores Kevin Casas-Zamora de El Diálogo Interamericano y su coterráneo costarricense-argentino, Daniel Zovatto, del Instituto Internacional de Democracia y Asistencia Electoral, se han adentrado en un tema medular en el comportamiento político de los países del hemisferio con este título: “El costo de la democracia”, presentado en Washington.
Los investigadores hacen una mirada regional sobre el uso y control de los recursos que entran al sistema político para ganar las contiendas electorales y de cómo los patrocinadores buscan el reintegro por los favores financieros que ofrecen, facilitado por las trabas para monitorear y transparentar los fondos de campaña en la mayoría de países como El Salvador, como ejemplo destacado.
Esto a pesar de los esfuerzos de algunas naciones por crear legislaciones para el uso de los fondos que colectan los políticos y ante la creciente demanda ciudadana en todo el continente -desde la sociedad civil- para exigir transparencia de la clase política.
En el panel donde ambos académicos, acompañados de otros expertos, expusieron sobre la complejidad del fenómeno en la región, ahondaron en cómo la débil estructura de control de los fondos de las contiendas electorales ha llevado a la creación de estructuras de corrupción que ya no solo operan en un país sino a nivel regional.
El académico Daniel Zovatto, expuso con uno de los ejemplos más recientes, que a su criterio, refleja no solo la corrupción sino el impacto que la falta de transparencia en el uso de los dineros de campaña puede llevar a serios problemas económicos a una nación como Brasil, la que se convirtió desde el gobierno de Luiz Inacio Lula (2003 – 2010), en un modelo exportador de algunas prácticas muy cuestionables.
Grupos de poder en ese país sudamericano desarrollaron toda una estructura de infiltración en los aparatos políticos de otros países a través de las campañas electorales para luego conseguir enormes dividendos por su participación con personas y empresas específicas, ahora procesadas por corrupción.
“Si vemos los escándalos que están rodeando al expresidente Lula en Brasil, con casos como el Petrobras y otros, pero fundamentalmente la reciente detención de Joao Santana (asesor de campaña de Mauricio Funes y socio mayoritario de Polistepeque, S. A. de C. V.), comienza a poner en evidencia un nivel de vinculación entre grupos económicos, influencia de presidentes o expresidentes, asesores de campaña y campañas electorales”, expuso Daniel Zovatto.
Con las investigaciones judiciales sobre estas maniobras se está abriendo una ventana para entender un problema medular en el financiamiento de las campañas electorales y cómo se han creado estructuras que operan en todos los niveles de la política agregó el analista.
“Una empresa como Odebrecht (que ganó licitaciones como El Chaparral y otras obras de infraestructura en el país) que financia a asesores de campaña cuyas puertas se les abren con influencia política para luego asesorar campañas de presidentes que cuando ganan devuelven esos favores con licitaciones a empresas; ese círculo que estaba en la política interna brasileña y que ha motivado las detenciones del dueño de Odebrecht hoy se lleva a un nivel más alto en la esfera regional (con la captura de Santana)", agregó Zovatto.
Dinero del narcotráfico
La presentación del estudio frente a representantes de otros tanques de pensamiento en Washington y funcionarios de gobiernos y de la Organización de Estados Americano ( OEA), que cofinanció la investigación, también puso sobre la mesa otros problemas de urgente atención especialmente para los países centroamericanos, donde están los corredores del narcotráfico con los cargamentos de droga hacia Estados Unidos.
El investigador Kevin Casas-Zamora alerta que sobre este tema no se está hablando a sabiendas que existe: que el mundo de la mafia ha descubierto el bajo costo y la poca exhibición que representa tomar control de alcaldías, dependencias policiales y otras instancias fuera del centralizado gobierno para facilitar sus objetivos.
El panel de especialistas también coincidió en señalar otras formas de compra de voluntades en el ámbito político, con grupos de interés que en lugar de patrocinar una campaña por las vías regulares de financiamiento, esperan a ver el resultado de la elección y luego proceden a la compra del funcionario ya electo.
Esto se está dando con mayor descaro en los aparatos legislativos, desde presidentes que se han hecho de bancadas completas a su favor para llevar una agenda determinada, señalaron.
Esta modalidad ha tomado notoriedad porque para el financista hay menor riesgo que el invertir en una contienda regular con un candidato determinado, porque el político podría en determinado momento ser obligado a transparentar los ingresos, a la vez que presenta menos riesgos de exhibición para el patrocinador.
“En muchos casos en Latinoamérica se está dando el transfuguismo compran directamente a los diputados una vez que han sido electos por otro partido. De esa manera reducen el margen de riesgo de la inversión, esperan que sean electos y después los compran”, acotó Zovatto.
En alguna medida este fenómeno –con algunas variantes- también preocupa a las autoridades estadounidenses donde grandes corporaciones ya no apuestan en las campañas electorales sino que transfieren esos fondos a empresas especializadas de cabildeo que van directamente al legislador ya en funciones; tanto en los estados como en el aparato legislativo del gobierno federal.
En los comentarios sobre el estudio el Secretario para el Fortalecimiento de la Democracia, de la OEA, Francisco Javier Guerrero, reconoció que a pesar de los esfuerzos en legislación que se han venido haciendo en el continente, aún parece insuficiente para encaminar los sistemas políticos hacia la transparencia con sus finanzas.
Guerrero reconoce que la mayoría de reformas se han dado luego de escándalos de corrupción por el manejo de fondos de campaña, pero al ser creadas por los mismos políticos estas carecen de la fuerza para “meter dientes” en los problemas de fondo sobre los dineros oscuros que circulan dentro de los partidos.
El funcionario de la OEA, que ha trabajado por muchos años en el sistema mexicano comentó que es urgente romper con la premisa del viejo dicho: “El que paga manda”, que transferido al financiamiento de las campañas puede trastocar toda la integridad de los sistemas políticos.
El funcionario matizó que el tema dará mucho de qué hablar en los próximos años porque ha migrado de la periferia a un genuino interés de la ciudadanía por saber los manejos que se dan con los fondos de campañas electorales, en especial en una época de nuevas tecnologías, donde cada vez es más difícil ocultar los pactos y con una creciente población que exige trasparencia en el uso de los recursos y los arreglos de las campañas.