El juego de las sillas

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23 febrero 2013

En El Salvador estamos acostumbrados a las piñatas. En las mejores, no falta para entretener a los invitados, el siempre popular juego de las sillas. En ARENA les encanta jugar el juego de las sillas, y lo vienen practicando desde hace varias dirigencias.

Los mismos cuatro o cinco participantes se rotan todos los puestos: la comisión de ideología, la de asuntos jurídicos, la vocería, la vicepresidencia de tal o cuál cosa.

Quizás a estas alturas ya nadie está seguro del todo de las actividades que competen a cada posición. Quizás a estas alturas ni a ellos mismos les importa mucho. Es muy probable que la rotación de puestos continúe indefinidamente, entre las mismas cinco personas. Quizás hasta que se les acabe la música.

Lo que aparentemente está pasando es que, como ARENA le ha dificultado a otros llegar a la piñata, no se han dado cuenta que en el resto del país la música que está sonando es otra, y muy diferente a la de ellos. Decidieron apartar de la vocería a Ana Vilma de Escobar, que tiene tras ella el apoyo electoral reflejado en la nada despreciable cantidad de los 135,015 votos con los que sobradamente llegó a la Asamblea.

Entre sus credenciales cuenta con la consistencia que le permitió salir de un gobierno como el de Tony Saca con la tranquilidad de quien no le debe nada a nadie. Sin embargo, su liderazgo le ha estorbado en contadísimas ocasiones a los dirigentes de ARENA: como cuando cuestionó la poco democrática técnica del dedazo para definir las candidaturas.

O como cuando recomienda que en los estatutos se agreguen procesos transparentes para competir por posiciones de liderazgo. O como cuando sale al ruedo, y llama a los delitos por su nombre y no se presta a las oscuras negociaciones, como las que tienen como fin permitir la reincorporación del diputado Rodrigo Samayoa.

Y sobra decirlo, que como entidad privada que son, la cúpula arenera está en su derecho de escoger o apartar a los liderazgos que prefieran. A quienes no pertenecemos a dicha entidad partidaria, nos debería importar poco cómo decidan ordenar su casa. Sin embargo, importa, pues por el momento tienen la enorme responsabilidad de hacer una oposición responsable.

La comisión política recién creada con el fin de preparar estrategias para este rol parece prometedora, pero está por verse cómo se enfrentan a retos que les son nuevos, como ser oposición, integrándose con las personas de siempre.

Por el momento, en el corto plazo, tienen la enorme responsabilidad de demostrar qué talentos tienen como para que escogiéndolos a ellos, haya valido la pena apartar liderazgos de lujo como el que ha demostrado, consistentemente y sin descanso, Ana Vilma de Escobar.

*Lic. en Derecho. Columnista de

El Diario de Hoy.

Twitter: @crislopezg