Aporrean al público mientras se espera "el Alba"

El actual régimen carece de la solvencia moral y de la experiencia en manejar servicios, para esperar otra cosa que una entrega del sistema a agrupaciones formadas a dedo, como un "albatransportes"

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03 enero 2013

Las alzas de tarifas del transporte urbano, impuestas cancelando rutas y forzando a la gente a buscar cómo puedan llegar a sus empleos primero y a sus hogares después, no son la mejor manera de conseguir apoyo público a las pretensiones de los buseros, lo que puede además ser una trampa a favor de un posible consorcio "albatransportes"; los rojos van por todo y hacerse con una parte de la industria del transporte es un escenario muy probable.

De hecho algo se cocina con lo de SITRAMSS, sistema al que unos pueden asociarse y otros no. La idea original fue planteada por el alcalde capitalino Norman Quijano con sus buses articulados, pero no prosperó por el boicot gubernamental; sin embargo, pasado un corto tiempo el Viceministerio de Transportes salió apadrinando lo mismo, nada extraño dada la costumbre oficial de caerle encima a lo que otros piensan y hacen.

En nuestra nota de ayer señalamos que los mayores monopolistas de todos, la izquierda radical, fomentaron primero la atomización de la industria para salir ahora con el plan de SITRAMSS, un monopolio que iría montándose pieza por pieza hasta controlar todo el transporte. Y en esto hay que ver lo que sucede en Cuba y fue norma en el despanchurrado "Bloque Socialista de Naciones": el gobierno tuvo y tiene el control de todo, el monopolio absoluto, y en los primeros lugares están los transportes.

Manejar los transportes es un requisito fundamental para controlar personas y controlar una sociedad, pues en tal manera se vigila lo que la gente hace, a dónde se mueve, qué lleva de un lugar a otro. Impedir que las personas emigren voluntariamente, cambien de residencia, visiten a sus parientes y amigos en el otro confín de un país, no se tolera en ningún Estado totalitario. De hecho, en Cuba los pobladores necesitan de un pasaporte interno para salir de sus lugares de residencia; en el diario oficial Granma de vez en cuando se informa de personas detenidas por encontrarse donde no debían.

Tarde o temprano

hay que arreglar los transportes

Cualquier solución al esquema actual debe tomar en cuenta el interés público en tener buen servicio de transporte, lo invertido y los intereses de los transportistas y la necesidad de regular con sensatez una industria que naturalmente tiende al monopolio como en todas partes.

A esto se agrega otro hecho: que el actual régimen carece de la solvencia moral y de la experiencia en manejar servicios, para esperar otra cosa que una entrega del sistema a agrupaciones formadas a dedo, como un "albatransportes".

Hay quienes temen que en las postrimerías del actual gobierno se monte una piñata de adjudicaciones y contrataciones, como sucedió en muchas de las municipalidades que estuvieron en manos de los rojos, que adelantaron pagos por servicios que se prestarían en el futuro.

Una solución es pedir a las Naciones Unidas, o a un gobierno amigo, su asistencia para arbitrar entre las partes y contribuir a montar un sistema de transportes que en mayor o menor medida concilie intereses.

Pero se debe partir de una realidad: que muchas de las miniempresas sólo sobreviven por precios artificialmente altos y por la carencia de controles de calidad al servicio, entre ellos el que buses chatarra continúen circulando y contaminando y poniendo en peligro a pasajeros y automovilistas.