Oraciones en la OEA

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17 enero 2013

Apesar que la Organización de Estados Americanos es una entidad laica y, consecuentemente, no confesional, el pasado lunes 14 de enero abrió las puertas del Salón las Américas en su sede en Washington, para la celebración del Día de Oración por la Paz en El Salvador. El acto fue presidido por el Secretario de Seguridad Multidimensional de la organización, embajador Adam Blackwell; el Embajador salvadoreño ante la Casa Blanca arquitecto Francisco Altschul, el Presidente de la Fraternidad Cristiana Intercontinental pastor Josué Alvarado y quien escribe.

La ceremonia estuvo revestida de un carácter emblemático en varios sentidos. En primer lugar, porque la Organización de Estados Americanos es el organismo más interesado en el proceso de tregua que se realiza en El Salvador entre las dos principales pandillas. Un interés que sobrepasa al de muchos salvadoreños que han recibido con rechazo, apatía o frialdad el anuncio del proceso. Por su parte, la OEA ha asumido el papel de fiscalización de la tregua permitiendo que la luz de la esperanza permanezca encendida.

En segundo lugar, el acto fue un reconocimiento simbólico al importante rol que juegan las iglesias en las tareas de prevención de la violencia e inserción de jóvenes miembros de pandillas. El día de Oración por la Paz en El Salvador fue una iniciativa de la Fraternidad Cristiana Intercontinental formada por iglesias de salvadoreños de la diáspora ubicadas en los Estados Unidos y España. Tales iglesias en asocio con la empresa Río Grande Foods apoyan a la Fundación Trabajemos por la Paz que, implementa un programa exitoso de inserción laboral para jóvenes ex miembros de pandillas que han experimentado una conversión al evangelio.

Pero también hubo representación de otros programas que desde la fe evangélica luchan por abrir espacios laborales para los jóvenes que han cambiado su estilo de vida. Algunos de esos programas llevan más de diez años trabajando exitosamente en la conversión e inserción social de jóvenes que sucumbieron ante el atractivo de las pandillas. Siempre buscando afanosos la apertura de aquellos que quieran contribuir a la solución de la problemática y que sí les importan las vidas de los jóvenes. Siempre a la búsqueda de oportunidades para el trabajo y la educación de los marginados.

En tercer lugar, la actividad fue emblemática al permitir que su elemento central fuese la oración. Ésta se realizó dirigida por varios pastores representando las ciudades más pobladas por salvadoreños en los Estados Unidos. El día de oración encontró cabida en la sede de la OEA porque no se puede negar que la oración es parte de nuestra identidad latinoamericana y expresión de nuestra cotidianeidad. Principalmente cuando la fe ha demostrado ser un elemento definitorio en el tema de la transformación de las personas.

A pesar que el protocolo de la OEA no acepta expresiones religiosas en sus actividades, el secretario Blackwell optó por abrir las puertas de la organización para el Día de Oración por la Paz en El Salvador, porque sabía que los cristianos allí reunidos eran personas de oración pero también de acción. Que por años han trabajado en prevención de la violencia y, en lo cual, han demostrado creatividad, audacia y mucha fe. Y todo ello, sin esperar nada. Tan sólo por la satisfacción de hacer lo que Jesús haría estando en su lugar.

*Pastor general de la misión cristiana Elim.