"Aquellos ojos verdes" rehenes en las cárceles del cuerpo y del espíritu

Es contra estas perversiones que se rebeló Malala, a quienes los talibanes intentaron matar pero que ha iniciado un movimiento para escapar de la locura

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15 April 2019

Tras “aquellos ojos verdes...”, no los de la canción popular, sino de un drama.

Hace una veintena de años la revista National Geographic publicó en su portada la foto de una adolescente afgana refugiada en Pakistán, cuyos ojos verdes acentuaban su angustia ante un futuro desconocido, pero llenó de privaciones.

La muchacha, como muchos afganos, huían de los bombardeos de aviones soviéticos en su ofensiva para lograr el control de Afganistán y en tal manera continuar en la ruta a mares cálidos, un objetivo permanente de Rusia desde hace siglos, lo que ocupó a los zares y ahora a la dictadura de Putin.

Hace muy poco, el fotógrafo de la joven se propuso encontrarla para saber si vivía y cómo estaba, su situación, si tenía una familia...

Lo obvio era volver al punto donde se hizo la fotografía, una escuela que funcionaba precariamente en medio de ruinas pero que ahora ya está edificada, tiene aulas, maestros y muchos alumnos que saben que la educación es la única manera de labrarse una vida de mayor calidad de la que tienen ahora.

El fotógrafo encontró a la maestra de entonces, una mujer que perdió una pierna en los bombardeos y que recordaba esa visita. Y entre ambos revisaron las listas de estudiantes hasta encontrar dos nombres que podían ser los de la joven refugiada. Y así, preguntando y preguntando y con la portada de la revista en la mano, fueron de barrio en barrio y aldea en aldea indagando si alguien la conocía.

Encontraron a un hombre que dijo que la mujer buscada podía ser la esposa de un conocido y los llevó donde él, pero tuvieron que esperar hasta que éste llegara para hablar con la mujer, ya que entre los afganos ningún hombre puede hablar con una mujer sin la autorización de un pariente masculino. La entrevistaron y pudieron tomar una foto de sus ojos, que no eran totalmente verdes. La foto se despachó a un laboratorio de Nueva York, donde la examinaron y llegaron a la conclusión de que el “verde” era ligeramente distinto, lo que descartó a esa persona.

Volvieron a la búsqueda, hasta que alguien dijo que era la mujer de un conocido, por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente cuando este hombre no había aún salido a su trabajo, para tener permiso de hablar con ella.

En un principio el hombre dio permiso de que ella mostrara sus ojos, efectivamente verdes... pero fue después de mucho convencimiento que autorizó que se quitara el burka y mostrara su rostro... el rostro de una mujer madre de niños, ya no fresca pero que se recordaba de la toma fotográfica...

¡Al fin la encontraron!

La demencia medieval aún predomina en Medio Oriente

Normas son normas y los afganos se ciñen a ellas, lo que relega a la mujer a la condición de esclavas, que no pueden salir a un mercado o fuera de su casa sin ir cubiertas de pies a cabeza, con una apertura para un solo ojo.

Cuando una familia solo tiene hijas y muere el esposo, una de las niñas es entrenada para hacer el papel de varón y poder así acompañar a la madre a compras y diligencias fuera de su casa...

Es contra estas perversiones que se rebeló Malala, a quienes los talibanes intentaron matar pero que ha iniciado un movimiento para escapar de la demencia medieval que rige en muchas parte del Medio Oriente...