Óscares salvadoreños

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19 enero 2013

Durante los primeros meses de cada año, la Academia de Artes y Ciencias en USA reconoce los esfuerzos cinematográficos de actores, directores, guionistas, y otros participantes de la industria del entretenimiento. Así como la Academia reconoce los mejores esfuerzos dramáticos, sería fácil hacer un paralelo a la situación salvadoreña y hacer un reconocimiento simbólico a actuaciones que nos movieron como ciudadanos, algunas veces al borde de las lágrimas, la risa o el desencanto total.

Óscar a mejores efectos especiales: Definitivamente lo tendría que ganar el gremio transportista, por su show cargado de acción, quema de llantas y piedras voladoras en las principales arterias metropolitanas. El espectáculo, que quedó muy cerca de parecer una escena dirigida por Michael Bay, se prolongó reduciendo la productividad de miles de salvadoreños que vieron complicadas sus jornadas laborales, su circulación cotidiana, y a quienes nadie les pidió disculpas.

Óscar a la mejor banda sonora: Aunque varias frases podrían disputarse esta categoría, hubo algunas tonadas que se robaron un espacio en la historia nacional. Venciendo el emotivo discurso del candidato-vicepresidente en Venezuela, y con leve ventaja sobre la ya famosa "Les guste o no les guste"; expresada por el excelentísimo, Alfredo Cristiani, se llevaría el premio con su rotunda "No está en mis planes apartarme del partido ni a corto, ni a mediano, ni a largo plazo". Con más contundencia que una ranchera, la frase continuará resonando como música para los oídos de muchos que se encuentran comodísimos con el status quo de la política nacional, aunque esta no represente necesariamente progreso.

Óscar a mejor actor de reparto: No tiene ningún cargo según la Constitución, ni un programa de entrevistas sobre coyuntura y sin embargo, sin ser un actor protagonista, este actor de reparto emite opiniones que alcanzan madera en los periódicos. El Óscar al Actor de Reparto iría indudablemente a Monseñor Escobar Alas, el ciudadano analista con más especializaciones, pues domingo a domingo emite pronunciamientos sobre temas con un rango tan amplio que va desde lo jurídico, lo político, el transporte o lo económico; víctima seguramente de la cuestionable tradición de tener que brindar una conferencia de prensa semanal sobre entierros en los que no necesariamente tiene vela.

Óscar a la mejor actriz: Aunque la señora alcaldesa de Mejicanos tuvo interesantes (y a veces penosas) escenas desde que asumió su cargo, la ganadora indudable por robarnos la respiración con su ejecución de la mejor escena dramática, se la lleva la protagonista del drama de la "Familia Diaz", una familia salvadoreña como cualquiera, que tuvo el infortunio de lavar los trapos sucios fuera de su casa, durante un accidente automovilístico sin importancia, pero rodeada de micrófonos y cámaras. Con el poder de las redes sociales, su drama fue de los videos más vistos en el país. Ojalá que el reconocimiento en esta categoría nos lleve a preguntarnos cómo actuaríamos en similares circunstancias, y qué calificamos como periodismo.

Mejor película: La tregua de pandillas. Con un diálogo excelente que ha contado con un reparto de primera calidad, la película ha sido de lo más aclamado en la realidad nacional. Pero como película de Stanley Kubrick, a pesar que nadie pone en duda su altísima calidad, después de la confusa trama, todos los espectadores terminamos preguntándonos qué pasó en realidad.

*Lic. en Derecho.

Columnista de El Diario de Hoy.