Dos jóvenes estudiantes pasan a la lista de víctimas sin sentido

Como hemos dicho en numerosas ocasiones, combatir el crimen organizado demanda mucha voluntad, pensamiento, tecnología y recopilación de inteligencia

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08 April 2019

Los jóvenes sonsonatecos, estudiantes del ITCA, fueron asesinados en Mejicanos tras extraviarse buscando una ruta alterna a sus lugares de origen debido a los derrumbes en el tramo de Los Chorros.

Esta tragedia recuerda la de cuatro jóvenes soldados de civil que tratando de llegar a San Salvador abordaron un bus que los dejó en Ilopango, donde fueron desaparecidos por los mareros.

Lo anterior nos lleva a una realidad: grupos criminales o pandillas siguen operando impunemente y manteniendo de rehenes a barrios y colonias y atentan contra los extraños o quienes consideren que son sus enemigos.

Como hemos dicho en numerosas ocasiones, combatir el crimen organizado demanda mucha voluntad, pensamiento, tecnología y recopilación de inteligencia, lo que no ha sido posible hasta el momento a causa de los pactos entre las pandillas, capos del narcotráfico y grupos en el poder.

A esto se agregan las leyes excesivamente garantistas que tratan con una medida de permisividad a delincuentes despiadados, los que frecuentemente son liberados.

Una tras otra vez sujetos capturados en circunstancias peligrosas para policías o vigilantes son puestos en libertad “por falta de pruebas”. Si por las redes sociales vimos a un supuesto universitario amenazando en una marcha a policías con que él conocía dónde viven y a sus familias, podemos imaginar lo que hacen los pandilleros.

El recurso que tiende un manto de impunidad sobre las pandillas han sido siempre las leyes minoriles, derivadas de la Ley del Menor Infractor, cuyo resultado es que esos “menores infractores” se vuelven los sicarios y cobra-extorsiones de las pandillas.

Mientras no se reformen esas legislaciones y no se luche contra el crimen organizado en unión de otros países desangrados por este flagelo, no es mucho lo que se va a lograr.

Prueba de esto es que la tregua facilitada por el régimen de Funes —como él mismo se llenaba la boca en proclamarlo—, con el pretexto de que era para reinsertarlos en la vida social y laboral, sólo sirvió para darles un respiro a las pandillas y que tuvieran cómo seguir matando y enterrando clandestinamente a sus víctimas.

Se necesita voluntad en la lucha contra la criminalidad

El combate al crimen organizado sólo es posible cuando un gobierno dispone de la necesaria información sobre los integrantes de las pandillas, los lugares donde operan, sus redes de lavado de dinero, sus cómplices... es la llamada “inteligencia estatal, policial y militar”, un esquema para detectar movimientos hostiles, espionaje externo, etcétera.

Pero, sobre todo, esta lucha sólo es posible cuando hay verdadera voluntad de emprenderla y ganarla.

El futuro gobierno tiene que estudiar ese conjunto de leyes para depurarlo y adecuarlo a la urgente necesidad de ir tras las pandillas y someterlas.

La inefectividad cobra día a día muchas víctimas, dejando familias y comunidades desgarradas de dolor, como las de los jóvenes estudiantes del ITCA.