La Constitución manda que presidente electo tome posesión ante Asamblea

El presidente electo, Nayib Bukele, afirmó en Twitter que suspendió “todo contacto con el gobierno” actual. Exfuncionarios públicos relatan que la transición de un gobierno a otro amerita tiempo y coordinación.

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Foto EDH /Archivo

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28 March 2019

A dos meses de que el presidente electo Nayib Bukele tome posesión oficial como presidente de la República, el diálogo entre el gobierno saliente del FMLN y el equipo de transición de Bukele se ha roto, lo cual también ha generado discrepancias en cuanto al acto protocolario de la investidura formal de su mandato del uno de junio.

“Después de días de chantajes de la Presidencia, tratando de negociar cosas que nada tienen que ver, a cambio de hacer una Toma de Posesión (acto que se ha hecho siempre en nuestra historia reciente), he instruido a nuestras delegadas a suspender todo contacto con el Gobierno”, publicó el presidente electo en su cuenta de Twitter.

Lo anterior implica que las instituciones no podrán rendir cuentas al gobierno entrante de cómo dejan la cosa pública después de 10 años de gestión gubernamental. No podrán informar de todo lo avanzado en obras y procesos administrativos dentro de sus entidades, y lo más delicado aún, de los proyectos pendientes y de la ejecución que han hecho de los fondos públicos.

Realizar una transición de gobierno es un proceso que lleva por lo menos tres meses de duración de acuerdo a la experiencia vertida por exfuncionarios públicos como el exdirector de la Policía y ahora diputado de ARENA, Rodrigo Ávila; el abogado constitucionalista Francisco Bertrand Galindo, quien fungió como Ministro de Seguridad durante el periodo del expresidente Francisco Flores; el exministro de Economía, Miguel Lacayo; y el exministro de Hacienda, Manuel Hinds, en la administración de Armando Calderón, de 1994 a 1999.

Bertrand Galindo afirma que aunque le notificaron del cargo quince días antes de la toma de posesión, sostuvo por lo menos tres reuniones con su antecesor.

“Tuvimos por lo menos tres reuniones con el Ministro Hugo Barrera, donde él y toda su gente nos presentaron los planes de inversión, cómo iban, lo que estaban haciendo en la Policía, en la Academia de Seguridad Pública”, destacó.

Esto fue así por tratarse de un traspaso entre presidentes de un mismo partido, por lo que recuerda que el proceso fue tranquilo y amigable. Agregó que a los tres años del mandato dejó el Ministerio de Seguridad para asumir como Secretario Jurídico de la Presidencia.

“Ahí me reuní para explicar los procesos, no fue un traspaso traumático. Pero sí recuerdo que se creó una comisión por parte del presidente Antonio Saca y ellos vieron todo eso”, dice Bertrand Galindo.

Sin embargo, valora que los gobiernos entrante y saliente están a tiempo de reunirse y coordinar un traspaso de mando.

Hinds, quien fungió como ministro de Hacienda en el periodo del expresidente Armando Calderón recuerda que las comisiones de traspaso de mando se crearon justo después del resultado de las elecciones y trabajaron de manera coordinada hasta la toma de posesión.

“Había reuniones a todos los niveles, yo tuve unas dos o tres reuniones con el presidente nuevo para explicarle como estaba la situación fiscal. Se reunía el viejo funcionario con el nuevo funcionario y se le iba explicando como estaba la situación de todo y eso fue desde las elecciones hasta la toma de posesión”, detalló Hinds.

Destaca que mientras más rápido se den las reuniones entre el gobierno entrante y saliente, es mejor, sobre todo porque siempre hay una curva de aprendizaje.

Por su parte, Lacayo explicó que las reuniones previas al traspaso de mando son importantes, porque si el presidente tiene un plan de Gobierno, lo que desea es que las personas con las que va a trabajar las conozcan y tengan contacto con la contra parte que actualmente está en el Ejecutivo.

“De tal manera que puedas darte cuenta de qué está haciendo el Gobierno actual y pueda potenciar, entender los proyectos estratégicos del Gobierno saliente para sacarle fruto a corto plazo”, afirmó Lacayo.

Agregó que el nuevo gobierno debe conocer el recurso humano y el presupuesto con el que se cuenta para ejecutar los proyectos. “Tomando en cuenta que entran en el mes seis del año, deben conocer qué cantidad del presupuesto ya se ha ejecutado”, aseveró Lacayo.

“La clave es que la responsabilidad está en quién va a tomar el mando, si yo estuviera en los zapatos de quién va a tomar el mando, trataría de tener la mejor comunicación posible con el gobierno saliente, porque al final de cuentas eso va a beneficiar a la gente”, apuntó Lacayo.

Ávila explicó que cuando fue nombrado director de la Policía en la administración del expresidente Armando Calderón Sol, a pesar de que era un traspaso de mando de un mismo partido, se hizo de manera ordenada y duró cerca de tres meses, pues no sólo se trata de inventarios, o de algo tan sencillo como entregar las llaves de una oficina.

“Es ver cuál es el nivel de desarrollo en la ejecución presupuestaria, como se maneja el tema administrativo, cómo están los planes estratégicos para que haya un traslape, una transición más ordenada”, recomendó Ávila.

La falta de coordinación en el periodo de transición ha calado en el acto de toma de posesión. El presidente de la Asamblea, Norman Quijano, de ARENA, afirma que la Directiva está anuente a que se haga en el Salón Azul, pero ayer no descartó hacerlo en la Feria Internacional, pero no en una “plaza pública” como es el clamor que ha surgido en los últimos días en redes sociales y que es alentado por el mismo presidente electo.