Reencuentro de amor en el tiempo circular

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28 March 2019

Carlos Balaguer

Apartándose de la turba de la esplendorosa ciudad, el arquero errante se fue a vivir a las afueras de Ara junto a un misterioso río. Allí conoció a Macara, hermosa mujer del Ares, el caudaloso torrente que arrastraba oro en sus arenas. Se encontraba Kanta a la orilla de la sagrada corriente cuando vio llegar la barca de Macara, la encantadora ariana de ojos negros. Al verse, ambos comprendieron que sus vidas se habían reencontrado en la curvatura del tiempo circular. Allá en esa dimensión desconocida donde volvemos a andar el mismo sendero y a vivir el igual encantamiento de romances pasados.

Cuando la misma persona nos espera al otro lado de la rueda cósmica. (Si hoy estamos aquí, en este lugar del profundo acasha -el firmamento- en un tiempo y lugar remoto, es que antes ya estuvimos aquí, cual reza la ley cósmica del eterno retorno). “¿Quién eres mujer del maravilloso Ares, que siento antes haberte conocido?”, preguntó el arquero.

“Mi nombre es Macara, que significa pasión del llano. Soy hija de estas tierras. A todos los lugareños nos engendró el río sagrado... Y tú, recién llegado, ¿de dónde vienes y qué buscas por estos lados?”.

“No lo sé, ciertamente —respondió aquél —. Buscaba una montaña lejana. Buscaba mi destino. O quizá te buscaba a ti...”. Sólo la divinidad del destino sabría la verdad.