Las señales del presidente electo

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25 March 2019

Mi anterior columna se tituló “malas señales, presidente electo”. Inicié expresando el beneficio de la duda que escépticos como yo hemos dado a Nayib Bukele, ante la desconfianza que por diversas razones nos ha generado su figura. Mencioné que en adelante habría que juzgarle por la forma en que se conduzca y maneje el gobierno Ejecutivo.

Me referí a ciertos aspectos que califiqué como malas señales: su actitud soberbia y arrogante en la forma que terminó el juicio por calumnia en el que finalmente concilió; y la que parece, será su futura relación con el Legislativo, en la que podría primar la estrategia de confrontación, manipulación y desgaste de los diputados opositores (no dudamos que estos hacen “méritos” propios).

Habiendo abordado ya “las malas señales”, por justicia y siendo equilibrado, estas líneas estaban destinadas a indicar lo que parecen ser las buenas señales del presidente electo. Sin embargo, la semana pasada, Bukele volvió a ser el gran protagonista, por lo que he replanteado la columna, y en lugar de titularla “las buenas señales” decidí reseñar algunas de sus recientes acciones, para que cada quien las califique como buenas o malas.

Los políticos en general, y Nayib no es la excepción, saben –o deberían saber- qué es lo que deben o pueden decir ante sus concurrencias. Ni todo es completamente cierto, como tampoco todo es una burda mentira. Las posturas políticas inteligentes hoy en día, dependen ya no de ideologías sino de circunstancias, realidades y necesidades. Por eso, pareció positivo que en su visita a Washington, les dijera a sus anfitriones lo que estos – y muchos en el país- querían oír. No es astucia, es la política real.

Sin duda, resultó positivo escucharlo hablar de su interés en priorizar nuestra relación con Estados Unidos, una de las tres potencias hegemónicas mundiales -las otras dos son Rusia y China-. Es importante desde el punto de vista de nuestros intereses comerciales, de cooperación y migratorios sobre todo. También lo fue escucharle hablar de la necesidad de fomentar el libre mercado, inversiones con reglas claras, luchar contra la impunidad, criticar dictaduras, y limitar el tamaño del Estado. Se desbocó en prometer un imposible: acabar con el tráfico de drogas y con la migración ilegal.

Buena noticia para los que creemos en la libertad, la urgencia de dar un rumbo económico correcto a la nación, y la necesidad de revisar la excesiva burocracia y el ineficiente incremento de la intervención estatal. Mala noticia para otros, pues hay quienes ya dudan del corazón izquierdo de Nayib, y algunos se aventuran a pensar que en verdad es un “neoliberal”…

La esperada conformación del gabinete presidencial es una señal que tardará aún por aterrizar. Si Bukele cumple su promesa de acabar con la partida secreta y los ilegales sobresueldos, tiene la difícil tarea de seleccionar entre los profesionales más honestos y competentes, que en el sector privado, con menos cuota de responsabilidad, sin duda ganan mucho más que el salario nominal gubernamental.

Urge aprobar entonces, una reforma a la ley de salarios o una adecuada y moderna ley del servicio público, que mejore los salarios a cambio de probidad, eficiencia y méritos, pues sin salarios competitivos, seamos sinceros, será ilusorio pensar que los más competentes renunciarán a sus proyectos de vida por puro patriotismo.

No es posible dejar de mencionar la desatinada exigencia de Bukele a la PNC, para que en dos horas liberara a 2 manifestantes detenidos por daños y desórdenes causados en una marcha universitaria contra la privatización del agua. No es así, presidente electo. Usted es un ciudadano más, y aun cuando ya sea Presidente, deberá recordar que es el primer obligado a cumplir y hacer cumplir las leyes de la república.

Vivimos en un Estado de derecho, en el que nos guste o no, -como decía aquel- hay tres Órganos de Estado, cada uno con sus facultades claramente limitadas. Ningún poder está por encima del resto, como ningún ciudadano está por encima de la ley.

Cuidado con las señales presidente electo… Recuerde el consejo: ¡Pienso, luego existo!

Abogado y Notario