La gobernanza de los recursos naturales

la gestión eficiente y equitativa de los recursos naturales se convierte en un elemento estratégico para habilitar lineamientos hacia una sociedad resiliente y una nueva economía inclusiva y próspera.

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23 March 2019

No hablar sobre cómo administrar nuestros recursos naturales es un lujo, bastante caro, que ya no podemos sostener.

El Salvador se encuentra en un punto decisivo en su historia; el nuevo panorama político, como resultado de las elecciones del 3 de febrero, refleja el gran descontento de la ciudadanía hacia los partidos tradicionales y plantea nuevos retos y oportunidades para el presidente recientemente electo.

Actualmente, en el contexto de la transición, temas como la transparencia, la seguridad, la economía y la educación son los que más resaltan en la mesa de discusión. Sin embargo, para iniciar nuestro camino al desarrollo sostenible es fundamental empezar a hablar sobre la gobernanza de los recursos naturales, es decir, el conjunto de marcos normativos, políticas públicas, instituciones públicas y privadas, movimientos sociales y grupos de interés relacionados con la gestión y el uso de la tierra, el agua, los minerales, el viento y la luz solar, entre otros.

Debido a su funcionalidad, los recursos naturales se componen de cuatro dimensiones: política, ambiental, económica y social. No obstante, a lo largo de nuestra historia ha prevalecido un paradigma de extracción, que prioriza la racionalidad económica en la gobernanza de los recursos naturales. Todos los sectores se han relacionado con la naturaleza bajo una mentalidad de “extraer, producir, consumir y desechar”, sin preocuparse por las implicaciones ambientales y sociales en la sociedad. En consecuencia, este enfoque ha significado una desorganización en la administración de los recursos. La mala gestión del uso de la tierra nos ha llevado a una situación en la cual, según datos de la FAO, el 76.4% de todo el territorio salvadoreño está sembrado. En ese sentido, las prácticas agrícolas insostenibles van desplazando y degradando la biodiversidad de los ecosistemas. Por otra parte, el agotamiento de los acuíferos, la contaminación de las aguas superficiales y subterráneas y la pérdida de un gran porcentaje de los caudales de verano en los ríos del país han generado una crisis hídrica en El Salvador (MARN, 2013). Adicionalmente, nuestra posición geográfica nos pone en una situación de alto riesgo y vulnerabilidad ante el cambio climático (UNDAC, 2010).

Ante este escenario, la gestión eficiente y equitativa de los recursos naturales se convierte en un elemento estratégico para habilitar lineamientos hacia una sociedad resiliente y una nueva economía inclusiva y próspera. Este enfoque estratégico fue comprendido por algunos actores clave de la sociedad, permitiendo la creación de espacios de diálogo para articular los diferentes intereses de las partes involucradas. Como muestra de ese afán por la gestión de los recursos naturales, el Consejo Nacional de Sustentabilidad y Vulnerabilidad (CONASAV) fue constituido por decreto ejecutivo en febrero de 2016. Este espacio significó la participación de sectores públicos, académicos, financieros, municipales, empresariales, de transporte, organizaciones comunitarias, iglesias, partidos políticos, medios de comunicación, organismos internacionales y cooperantes; quienes buscan abordar de manera holística la problemática del desarrollo sostenible. Después de más de un año de trabajo se definieron líneas de acción y metas específicas planteadas en el Plan El Salvador Sustentable.

Este instrumento de política pública es un punto de partida para la buena gobernanza de los recursos naturales y supone una visión común de largo plazo para el desarrollo. Sobre todo, el plan es un primer esfuerzo que demuestra la urgente necesidad de dirigirnos hacia un paradigma sostenible, donde exista un balance entre las diferentes dimensiones de la gobernanza.

Por consiguiente, la nueva administración deberá entender la ventana de oportunidades que genera esta herramienta y seguir trabajando bajo este enfoque, puesto que son los primeros pasos para lograr un país inclusivo, libre y próspero en el año 2040. Finalmente, la sociedad salvadoreña tiene que comprender la urgencia y necesidad de exigir a los gobernantes una buena gestión de los recursos naturales, ya que son la base para las actividades económicas, el cuido al medio ambiente, y sobretodo, la supervivencia humana.

Periodista.