"Somos esclavos de la ley para poder ser libres"

Al tomar posesión, todo presidente se compromete a obedecer la Constitución, lo que equivale a obedecer lo que son los principios de toda sociedad civilizada, el Estado de Derecho y las leyes que rigen a cada país.

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21 March 2019

"Somos esclavos de la ley para poder ser libres”, dijo Solón, uno de los Siete Sabios de Grecia (Siglo VI antes de Cristo), en los fulgurantes momentos en que fueron descubiertos el espíritu y la razón, se sentaron las bases de la democracia y se afirmaron las libertades esenciales que mueven a las grandes democracias de nuestro tiempo.

Debemos acatar la ley para poder actuar con libertad y que otros respeten nuestros actos; es ese precisamente el fundamento del bienestar y desarrollo de la Edad Contemporánea.

La reacción del presidente electo Nayib Bukele con la captura de dos universitarios ha sido considerada como poco afortunada y merecedora de una reflexión, pues aun cuando él sea Presidente Constitucional a partir del 1 de junio, no puede ordenar a ningún funcionario saltarse procedimientos legales y ponerle plazo.

El país está pasando por una situación económica muy difícil que afecta a todos los salvadoreños pero con mayor dureza a los grupos de menor ingreso, precisamente por el irrespeto y las violaciones a la ley durante los dos gobiernos efemelenistas: el que ya comienzan a llamar el “cleptoquinquenio” de Funes y el actual, de los que creen oír voces desde lo alto que les incitan a perpetrar toda clase de abusos, inclusive servirse de los bienes de esta tierra para sí mismos y meter en puestos públicos a quienes les vengan en gana.

El nepotismo, por cierto, es una plaga intolerable que debe prohibirse clara y explícitamente por la ley, pues los presupuestos no son para beneficiar grupos políticos sino para que personas capacitadas los desempeñen.

El presidente electo fue invitado por el Gobierno de Estados Unidos para que conociera de primera mano lo que es una nación fundamentada en libertades esenciales, evidentes por sí mismas, una república obediente a la razón y la ley.

El indisoluble vínculo entre libertades, leyes y prosperidad se conjuga en la labor y la trayectoria de la Fundación Heritage: no puede haber libertad si no se respetan las leyes y no habrá prosperidad si las leyes son violadas.

El desarrollo se logra donde hay pleno respeto a la ley

El desarrollo económico se fundamenta en la confianza, pero solo hay confianza cuando se tiene seguridad que no van a cambiarse las reglas del juego al capricho.

Nadie en su sano juicio va a participar en un torneo deportivo si las reglas del juego se cambian a media competencia y si abiertamente los árbitros no van a ceñirse por lo que es norma en ese deporte sino por lo que ellos o quienes les pagan ordenan.

Muchos temen que los grupos de siempre, que lo único que saben es agitar, provocar desórdenes, difamar, robar, mentir y confundir con lo de “privatización del agua”, volverán a sus andadas.

Ponerse a defender a gente que ante cámaras y a la vista de la población daña edificios públicos y vehículos particulares no consigue que rectifiquen y se pongan del lado de la razón, sino alentarlos y favorecer la impunidad. Acostarse con víboras emponzoñadas no garantiza amanecer vivo.

Al tomar posesión, todo presidente se compromete a obedecer la Constitución, lo que equivale a obedecer lo que son los principios de toda sociedad civilizada, el Estado de Derecho y las leyes que rigen a cada país.

Ya hemos visto las consecuencias en barbarie y opresión, en asesinatos y persecuciones, que apartarse de las buenas leyes acarrea a los pueblos, desde los horrores del estalinismo y el Holocausto perpetrado por los nazis, hasta las actuales matanzas de las narcodictaduras en Venezuela y Nicaragua.