Leer, escribir, pensar

descripción de la imagen

Por

17 March 2019

El Dr. José Miguel Ibáñez Langlois, escritor, poeta y periodista chileno, decía a sus alumnos universitarios que existe una estrecha relación entre leer, escribir y pensar, y que ante el pobre panorama de las nuevas generaciones que carecen del hábito de la lectura, su futuro profesional resultaba bastante dudoso. Porque quien no lee, escribe mal pues su pobre vocabulario y desconocimiento de la gramática no le permiten escribir correctamente ni pensar de manera coherente, por carecer de razonamiento lógico y de capacidad de análisis. Su comunicación es pobre y confusa, por lo que serán incapaces de comprender y tratar de resolver los complejos problemas del mundo actual relacionados con el medio ambiente, seguridad, salud, educación, economía etc.

Este razonamiento podría aplicarse a muchos de los diputados en la Asamblea Legislativa por sus recientes actuaciones. La aprobación de leyes, sin haber analizado si riñen con la Constitución, si son viables desde el punto de vista económico, da la impresión de que tal vez ni siquiera leyeron tales leyes y votaron sin pensar en las consecuencias de lo que estaban aprobando.

Caso reciente es la votación unánime para incorporar al ISSS a los hijos de los afiliados hasta los 18 años, congratulándose por alta sensibilidad social, pensando en la población más vulnerable, sin haber escuchado los razonamientos del Director del Seguro, que sugería un sistema escalonado, porque el servicio que actualmente presta esa institución es bastante deficiente por su escaso presupuesto. Para votar a favor no se consideró de dónde vendrían los recursos para aumentar el presupuesto del Seguro, y como ellos no necesitan visitar los consultorios, no tienen idea de la lamentable situación de esos servicios.

Especialmente significativa fue la reacción de algunas distinguidas legisladoras ante la propuesta del presidente electo, de desviar $16 millones del préstamo de $32 aprobado por el BCIE para el nuevo edificio de la Asamblea, para construir escuelas, bibliotecas y salas de arte. Su entusiasmo al apoyar la moción demuestra su ignorancia de que un préstamo no puede usarse para otros fines diferentes a aquellos para los que se otorgó. Medida populista de las legisladoras, orgullosas de haber votado diferente a su partido, demostrando así su alto sentido de responsabilidad social.

El Ministerio de Hacienda consultó al BCIE si podían desviarse los fondos, y la respuesta del organismo se acompañaba de una conceptuosa tarjeta del Presidente del organismo al presidente electo, saludándole y compartiendo la decisión sobre la consulta de la reestructuración, que fue interpretada como una afirmación a lo solicitado y luego celebrada en las redes sociales. El baño de agua fría llegó con la aclaración del BCIE de la mala interpretación, ya que no era posible desviar los fondos.

La ciudadanía no deja de sentirse frustrada de que las personas a quienes dieran su voto, marcando su rostro en la papeleta, no responden a las expectativas que se crearon. Se lamenta de que durante la campaña política no sea un requisito que cada uno de los candidatos publique su hoja de vida, detallando sus estudios, su experiencia profesional y otros logros que le hagan merecedor de que su partido los postule. También sería interesante preguntar si entre sus intereses existe el hábito de la lectura, para determinar si tienen la capacidad de escribir y pensar de manera coherente.

¿O será que en el Salón Azul ya existe una campaña adelantada para la conformación de la Asamblea que se elegirá el 2021, y los actuales legisladores ya están considerando, como escribió recientemente Roberto Rubio, que tal vez esa Asamblea será celeste? Cosas veredes, Sancho amigo, dijo Don Quijote.

Maestra