¡Basta ya! ¡No nos manoseen!

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15 March 2019

Anita ingresó al gran salón, observando centenas de colegas ubicados en sillas frente al estrado, donde se encontraban quienes presidían la asamblea general. Sonriente, buscó una silla vacía, y al encontrar una, percibió que alguien se acercaba. Se trataba de un compañero de la facultad a quien conoció poco durante su vida universitaria y con quien muy pocas veces mantuvo una corta conversación.

Él se acercó, puso una mano sobre su espalda y la acercó para besarla en la mejilla. Rápidamente Anita se alejó buscando la silla vacía y logró sentarse.

Él la siguió introduciéndose entre las mesas, acercándose por detrás de Anita, la envolvió con ambos brazos, apretándola fuertemente, besando su pelo y buscando su mejilla mientras la piropeaba.

Rápidamente y con fuerza Anita empujó los brazos del tipo hacia atrás, mientras le decía en altas voces: “¡¿Qué te pasa?!” “¿Porqué me tocás?”.

Él dio un respingo retrocediendo, pero volvió al ataque, sonriendo y tratando de abrazarla nuevamente por la espalda, ante la observación disimulada de todas las personas que veían la escena con sorpresa y seriedad, sin decir una palabra.

Nuevamente Anita lo rechazó, empujándole los brazos y haciéndolo retroceder: “¡¡¡No me toqués!!! ¿Qué no sabés que lo que estás haciendo es acoso sexual?”. El tipo bajó la mirada y comenzó a alejarse. Serenándose, mientras se arreglaba la blusa, Anita le dijo bajando un poco el tono: “Si quieres hablar conmigo, párate ahí enfrente y platicá, te escucho”. El tipo giró sobre sus talones y se alejó.

Los expertos explican que el “manoseo no consentido”, entendido como el contacto físico con cualquier parte del cuerpo de quien realiza el acto (usualmente hombres) hacia cualquier parte del cuerpo de la persona receptora del tocamiento (usualmente mujeres), es una forma de violencia sexual y su objetivo es obtener estimulación o gratificación sexual sin que ésta última exprese su consentimiento.

El manoseo no consentido se da en espacios abiertos, como reuniones con gran número de personas y el transporte público, siendo éste último uno de los más señalados en América y para lo cual un par de países ya han creado leyes para sancionar y disuadir.

El manoseo se da junto con hostigamiento y asedio, valiéndose de una superioridad manifiesta o relaciones de autoridad o de poder, edad, sexo, posición laboral, social, familiar o económica. Además se acompaña de la indiferencia de los testigos, debido a un código de no intervención en actos de violencia contra la mujer pues son vistos como “normales” y de prohibida intervención.

Los manoseadores reflejan lo menos que se sienten en relación con los demás, y la necesidad de demostrarles a todos y a sí mismos que se han superado, a través del poder que tienen sobre otros, especialmente mujeres, de tal manera que pueden tocarlas libremente, por lo general, siendo que sus víctimas son consideradas por ellos como personas superiores en el ambiente social en que se desenvuelven, lo que las hacen más proclives a convertirse en foco del acoso.

No queda otra que informar y capacitar a las niñas y mujeres, a identificar estas conductas como violatorias del derecho a la integridad personal, que son actos de violencia y enseñarles a defenderse ante ellos, al igual que lo hizo Anita. ¡Hasta la próxima!

Médica, Nutrióloga y Abogadamirellawollants2014@gmail.com