La palabra asertividad proviene del latín assertus y, según la Real Academia de la Lengua, indica algo que es afirmativo. En el lenguaje de la comunicación se refiere a una persona que expresa su opinión en forma firme y clara. En síntesis, se refiere a la confirmación de una afirmación o la certeza que una persona muestra ante una situación o evento.
Por mucho tiempo se ha considerado a la asertividad como una característica importante en muchas profesiones u oficios, especialmente aquellas que tratan con personas. En el mundo de las ventas, la asertividad es importante para facilitar la transacción que llevara a la venta de un producto o servicio. De igual manera en la medicina, la asertividad es vital, pues es necesario explicar a una persona que ha perdido su estado normal de salud, datos que muchas veces son confusos o ambiguos y que en estados de salud normal no estaría oyendo.
En la actualidad se considera una habilidad en la comunicación, la cual nos permite comunicar nuestras ideas y pensamientos de forma efectiva, aun cuando nuestro interlocutor no llegue a estar de acuerdo con nosotros. En otras palabras, asertividad no llega a ser el sinónimo que implica que debemos convencer a los demás, pero es el primer paso para llegar a convencer a otros. Por ejemplo, como médicos podemos estar muy seguros de que el hábito de fumar es dañino, nos esforzamos en presentar las pruebas que indican que la muerte es más probable en aquellos que fuman, pero a pesar de esto el fumador empedernido puede seguir renuente a dejar dicho vicio.
Aun así, la asertividad sigue siendo importante y necesaria, pues demuestra que tan claramente como podamos hilvanar nuestras ideas para poder estructurar en forma adecuada las palabras más fácil será lograr que los demás tengan una perspectiva adecuada de lo que queremos decir. En este sentido la asertividad se vuelve una herramienta necesaria para desarrollar la ciencia de la argumentación, cuya finalidad última es lograr que los demás puedan aceptar nuestros puntos de vista, es decir el arte de convencer a los demás.
Restringida antes a unas pocas profesiones, la capacidad de ser asertivos es hoy en día, sin embargo, una necesidad que se espera podamos desarrollar todos nosotros y mientras más pronto en nuestra vida nos hagamos de las herramientas necesarias para lograrlo, mucho mejor nos desenvolveremos en nuestras profesiones y en la vida diaria.
Es de esta manera como se habla de la conformación de una inteligencia asertiva, proceso que debe comenzar muy temprano en la vida y que se aprende a través de la participación de modelos familiares y sociales aceptables, por ejemplo, padres que les leen a sus hijos, para que cuando crezcan ellos también sean ávidos lectores. Recordemos que la lectura nos permite tener un vocabulario más amplio y por lo tanto facilitará la forma en que nos expresamos. Sin duda, los grandes lectores son más asertivos que el público no lector.
Las ventajas comprobadas de la inteligencia asertiva son que: 1). Mejora la expresión personal y la imagen social que proyectamos a nuestro grupo. 2). Facilita la comunicación, al comprender que el arte de comunicarse sigue siendo una responsabilidad compartida. 3). Mejorará la solución de las controversias sin que nos volvamos entes pasivos del resultado. 4). Optimizará la capacidad de negociación sin hacernos parecer agresivos y 5). Promueve el respeto por los demás, al dejar que todos comuniquemos lo que necesitamos dar a conocer.
Finalmente, la mayor y más importante ventaja que nos da el desarrollar la inteligencia asertiva es lograr cumplir con “la regla de oro de la asertividad”: Cuando nos comunicamos asertivamente, las personas con las que interactuamos no podrán clasificarnos ni de pasivos ni de agresivos. Seremos sencillamente asertivos.
Doctor en medicina