Inminente caída caótica y violenta del régimen venezolano

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11 March 2019

Venezuela se dirige hacia una transición caótica y violenta del poder. El régimen de Maduro está librando una batalla desde ya perdida ante la disminución de la producción petrolera; y además, contra sus voraces élites políticas.

Los bajos precios del petróleo, el alto gasto gubernamental y la extrema corrupción, prácticamente han destruido el sector energético venezolano, principal fuente de ingresos de exportación. Sin vastas sumas de dinero procedentes del petróleo para llenar sus bolsillos y financiar programas gubernamentales populistas, los poderosos líderes políticos no tienen más remedio que competir por apropiarse de lo que queda. Los despojos del régimen serán insuficientes para mantenerlos felices e irán pensando en cómo ser los primeros en saltar del barco en zozobra.

Estimuladas por las sanciones de Estados Unidos y las protestas de la oposición cada vez más intensas, la división al interior de la clase gobernante aflorará. La pregunta del millón en esta etapa es ¿cómo los miembros del gobierno resolverán sus diferencias y cuándo?

La caída del régimen estará marcada por el decaimiento económico y el aislamiento de la economía venezolana del mundo exterior. El cómo y cuándo las élites del país resuelvan sus diferencias es importante, porque Venezuela está a punto de sufrir graves daños estructurales, tanto políticos como físicos a medida que más funcionarios se alejen del presidente. En este punto, es casi imposible para Maduro evitar un resultado caótico.

Permitir elecciones libres, como demandan los opositores y la comunidad internacional, ya no está en la mesa del gobierno. Maduro ha de temer que la oposición, alentada por sus antiguos aliados, lo lleven a juicio por presidir la caída de Venezuela a la dictadura y el colapso económico. Por lo tanto, el hombre resistirá a los intentos de expulsarlo del poder, aumentando las probabilidades de transición violenta.

Por otra parte, la postura de la Administración Trump sobre Venezuela también es clave para el momento de la transición de poder. La Casa Blanca ya está considerando una prohibición de importación de petróleo que, de ser promulgada, catalizaría una división más profunda dentro del partido gobernante venezolano.

Si hay algo en lo que Estados Unidos y sus aliados latinoamericanos y europeos están de acuerdo es en que Maduro debe irse, estando a la espera de la chispa que fuerce el cambio de régimen. El consenso es que la crisis social venezolana ha llegado a un punto en el que la aplicación de más presión diplomática y financiera eventualmente obligará al gobierno de Maduro a abandonar el poder.

Pero Washington no llegó a esta conclusión porque la remoción de Maduro tiene un significado estratégico a sus intereses. Retrospectivamente, Venezuela era un pequeño país en la geopolítica norteamericana, a la periferia sureste del Caribe. De poca importancia para el mundo hasta el descubrimiento de petróleo a principios del siglo XX. La relevancia del país para los mercados mundiales de petróleo y los prestamistas internacionales alcanzó su punto máximo a fines de la década de los noventa, cuando su producción diaria de petróleo alcanzó más de 3 millones de barriles, suficiente para consolidar su posición como miembro importante dentro de la OPEP.

A medida que el ex presidente Hugo Chávez aumentó el gasto público para ganarse el favor de los votantes, a fin de asegurar la supervivencia de su gobierno, las finanzas públicas y la producción de petróleo sufrieron un deterioro. La inversión extranjera se agotó a medida que las expropiaciones, los mecanismos de asignación de divisas y la corrupción, hicieron de Venezuela un lugar más riesgoso para hacer negocios.

Venezuela se desvaneció nuevamente de la escena mundial al disminuir su producción petrolera.

Exministro de Economía resmahan@hotmail.com