Migrantes son los que menos crímenes cometen en EE.UU.

Un estudio del Instituto Cato sostiene que la inmigración no es sinónimo de mayor criminalidad.

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Foto EDH/ AFP

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10 March 2019

“Los migrantes legales e ilegales fueron menos propensos a ser encarcelados”, concluye el estudio Inmigrantes Criminales del Cato Institute, un prestigioso tanque de pensamiento con sede en Washington DC, en Estados Unidos.

Haciendo uso de datos de diferentes instituciones públicas estadounidenses, como la dirección federal de correccionales, el censo nacional y la Encuesta de la Comunidad Americana, esta institución académica concluyó que la inmigración no es sinónimo de mayor criminalidad ni incrementa las tasas de encarcelación en EE. UU.

Estos números suponen un duro golpe a las aspiraciones políticas y retóricas de líderes políticos del partido Republicano, como Donald Trump. Estos han vuelto su discurso central de campaña el mensaje antiinmigrantes y han posicionado como una de sus principales ofertas programáticas la construcción de un muro fronterizo y reforzar la seguridad en los territorios que colindan con México.

Datos oficiales de las instituciones antes mencionadas afirman que, en proporción a su tamaño poblacional, los estadounidenses casi doblan la tasa de encarcelación de los inmigrantes ilegales y triplican la tasa de los migrantes regulares en ese país.

Esta tasa equivale al número de presos por cada 100,000 habitantes.

En 2017, cuando se obtuvieron los últimos datos citados por el Cato Institute, había un aproximado de 1,926,390 nacidos en los Estados Unidos tras las rejas. Esto implica una tasa de 1,471 por cada 100,000 habitantes.

Al mismo tiempo, había 106,431 inmigrantes irregulares en prisión. Esto equivale a 756 por cada 100,000 personas, un poco más de la mitad de los locales.

Finalmente, los inmigrantes con estatus regularizado en el país alcanzaron una tasa de encarcelación de 364 por 100,000 habitantes, pues hay 52,424 de ellos encarcelados.

Cuando se comparan los resultados por etnias, las tendencias se mantienen, afirma el estudio del Cato Institute. Esto resulta al estudiar, por ejemplo, cifras de hispanos nacidos en Estados Unidos con hispanos que han emigrado a ese país. En todos los casos estudiados, los locales muestran una mayor tasa de encarcelación que los inmigrantes.

Dentro del grupo de migrantes irregulares, los latinoamericanos tienen la tasa más alta de encarcelación. Entre ellos, destacan ciudadanos de Honduras (2,169 presos por cada 100,000 habitantes), México (1,112), El Salvador (1,310) y Guatemala (1,340). Esto se debe, sostiene el Cato, a afrentas a la normativa migratoria estadounidense.

Asimismo, los datos del estudio muestran que en cada grupo demográfico la población en prisión tiene menos educación que la que está en libertad. Un 24.8% de los inmigrantes legales en prisión tiene educación universitaria y solo el 12.1% de los ilegales tiene estudios superiores. Esto es menor a sus pares no encarcelados.

En jaque discurso antiinmigrante

Con cifras como las provistas por el Cato Institute se desbarata la necesidad de reforzar las fronteras para evitar, como ha dicho el presidente Trump, hordas de criminales llegando al país.

Este mensaje, sin embargo, ha sido atractivo y ha resonado entre la base del partido Republicano, que desde la campaña electoral de 2016 está escuchando constantemente el discurso de “Build That Wall!” (¡Construye ese muro!).

Tal es el compromiso del mandatario estadounidense con su principal promesa de campaña que en el marco de las discusiones presupuestarias para el ejercicio fiscal de 2019 exigió 5,700 millones de dólares para reforzar la seguridad fronteriza al sur del territorio.

En vista de que la oposición del Partido Demócrata no accedió, hubo un impasse entre el Ejecutivo y el Legislativo que llevó a un cierre parcial del gobierno federal que, durante 35 días, dejó en inestabilidad laboral a unos 800,000 empleados públicos.

Trump sigue firme en su plan de construir el muro. Sin embargo, son datos como los provistos por el Cato Institute los que socavan la solidez de su propuesta.