Día internacional de la mujer

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10 March 2019

Nunca he entendido por qué el 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer ni   las razones que llevaron a quienes inventaron  su creación, ni las de los países que lo adoptaron.  Sería como desagravio por  el trato que las féminas reciben en tantas partes del mundo o para ponerlas en un falso pedestal  para justificar  los clamores de los movimientos feministas, cuyas pretensiones  solo han logrado degradar a la mujer, bajo la excusa de darle derechos, muchos contrarios a la ley natural,  en un intento de hacerlas competir con el hombre.  ¿No se han dado cuenta que durante los 365 días del año somos madres, esposas, empresarias siempre arrechas y echadoras de riata?

El hombre creado por  Dios a su imagen y semejanza y aunque rey de la creación, lamentaba no encontrar en el  paraíso,  una compañera  igual.  Hasta que el Creador,  de una de sus costillas, hizo a  su compañera, ante quien  exclamó “esta sí es carne de mi carne y hueso de mis huesos”.  Resulta pues ridículo  que tantos machos se crean superiores a sus mujeres, y que tantas mujeres, buscando reivindicarse realicen  toda clase de aberraciones  para demostrar una igualdad que siempre ha existido.

Han destrozado el idioma castellano exigiendo el “todos y todas” y horrores semejantes.  Un complejo de inferioridad, porque   nunca antes  esperábamos  oír el TODAS, por separado, porque al decir TODOS nos considerábamos incluidas, por nuestra condición de igualdad. La mal llamada  liberación femenina  ha degradado a la mujer sometiéndola a  un repugnante libertinaje en  vocabulario, modales, comportamiento y promiscuidad sexual, al olvidar  su femeneidad,  sus atributos, su derecho a ser respetada, admirada y considerada.  Las milennials empoderadas desprecian que el hombre les ceda el paso, les pague el cine y les abra la puerta sin importarles que en muchas ocasiones se les falte al respeto.

La cantidad de feminicidios que a diario lamentamos  demuestra que  es el machismo el causante  de  ofensas, insultos y violencia tolerados, que termina en un cruel asesinato. Y tristemente el machismo lo promueven muchas madres y esposas que mientras las hijas realizan oficios domésticos, los varones, como los zánganos de las colmenas, tienen el privilegio de ser servidos, lo que únicamente ocurre en países subdesarrollados.

Urge que las niñas crezcan con el orgullo de ser mujeres, con igualdad de derechos como la educación, la salud y el poder tomar sus propias decisiones.  Que una mujer puede salir adelante y superarse, sin necesidad de estar acompañada.  Tristes situaciones de mujeres abandonadas, porque el padre desapareció, y pronto se enredan en una nueva unión por el temor de estar solas, lo que resultará en otro grave error, porque el nuevo compañero se aprovechará de ella y de sus hijos.

No es repartiendo preservativos y anticonceptivos como se empodera a la mujer, para salvarla de embarazos precoces.  Para los adolescentes, es como un cheque en blanco al garantizarles sexo seguro, cuando es el inicio de promiscuidad, embarazos no deseados y el aborto como solución.  Se necesita una campaña para que padres y madres entiendan que sus hijas no deben tener sexo mientras no estén académicamente preparadas, con un grado de madurez suficiente para lograr un trabajo digno que les permita salir de la pobreza, y escoger el compañero adecuado para compartir su vida.

Las mujeres constituimos el 50% de la población  y somos madres del 50% restante.  Somos el centro y el corazón del hogar, la luz que alumbra la familia,  la base que sostiene a la sociedad.  Dios bendiga a las mujeres salvadoreñas que no necesitamos un día especial para ser homenajeadas porque estamos siempre al pie del cañón.

 

Maestra.