Empatía y ecpatía: ¿una sutil diferencia?

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30 enero 2013

Empatía, cuyo significado etimológico es "sentir en" o "sentirse dentro de", puede definirse como la capacidad de comprender, ser sensible y consciente de manera vicariante con los pensamientos, experiencias y sentimientos de otras personas, sin que estos hayan sido expresados verbalmente o comunicados de manera explícita u objetiva.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua en su última versión define empatía como la "identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro". La finalidad última de la empatía es entender desde la "perspectiva del otro" la situación que se está viviendo.

El concepto de empatía fue introducido inicialmente al campo de la Psicología por Theodor Lipps, a principios del Siglo XX; su impacto actual va desde la Neuropsicología a la Psicoterapia. En la actualidad es usado como instrumento de gran utilidad en la Medicina, Psiquiatría y Psicología; sin embargo su mayor importancia no está en el campo de las Ciencias del Comportamiento y en la Medicina, su verdadero valor radica en que la empatía es fundamental para establecer relaciones esenciales y duraderas, que constituyen el principio de conexión e interacción entre los seres humanos. No hay duda que la habilidad de los individuos de ser empáticos es una destreza invaluable en las relaciones humanas.

Lo contrario a la empatía es la ecpatía, literalmente "sentir fuera" y se define como un proceso totalmente voluntario de exclusión de los pensamientos, motivaciones, actitudes y sentimientos inducidos por otro ser humano. Ecpatía es un concepto relativamente nuevo, que aun cuando antagoniza a la empatía, de alguna manera también lo complementa, puesto que impide el apropiado manejo del contagio y contacto emocional a través del bloqueo de los sentimientos ajenos, con el fin de preservar la integridad emocional de la persona que lo comparte. En este sentido, el proceso de ecpatía es una exclusión activa de los sentimientos inducidos por otros y como tal un mecanismo de defensa.

La masacre de niños del pueblo de Newtown, en Connecticut, es un ejemplo en donde muchas personas se volvieron ecpáticas con el hecho violento, aduciendo que "ya hay suficiente violencia en el país" o "que no toleran ver más violencia en los medios".

Esta reacción es perfectamente comprensible, sin embargo no debemos permitir que la ecpatía tome las riendas de nuestras emociones. En situaciones de crisis como son la violencia desbordante que se vive a nivel mundial, el poder ser empáticos nos permitirá ser mejores seres humanos, sintonizados con el dolor y sufrimiento de otros y de esta manera dispuestos a ayudarlos de una mejor manera. Usted decide.

*Doctor en medicina.

aguilarjoya@yahoo.com