Maltratada, despedida, vejada y violada. Un vergonzoso título como todo lo que vive la mujer en El Salvador. Un país de celebraciones y de nulas acciones. Un país de ruidosas celebraciones y de lúgubres silencios y gemidos; me cuesta tanto entender que haya un día especial para darle el lugar que la mujer tiene cuando ella es la roca donde se funda la familia; pero no solo eso es confuso, sino la complacencia y el silencio que una sociedad grita, sí, grita silencio, grita impunidad, grita complicidad, grita callar, una sociedad que grita enardecida por el silencioso apoyo a un pedófilo perverso!
Una sociedad que grita a rabiar: ¡culpable la doctora embarazada despedida de un hospital!¡culpable la mujer que fue despedida por no acceder a insinuaciones de su jefe ¡ Una sociedad que escupe a la agente asesinada en la fiesta de la muerte en la sede del Grupo de Reacción Policial mientras calla una Asamblea Legislativa, calla una Fiscalía General de la República, callan tantas organizaciones de fachada, de oportunistas que se manifiestan para sus propios fines y desatinados intereses. ¿Dónde están las diputadas renovadoras que quieren asaltar los viejos galeones como piratas de poca monta? ¿Dónde están los derechos humanos tan cacareados?
Todos callan, una sociedad muda es una sociedad muerta; es algo inimaginable que exista tanta complicidad de tantas instituciones al unísono. ¿Cómo se puede conmemorar un día internacional de la mujer cuando una niña de diez años es asesinada por la sociedad? Triste vergüenza. ¿Cómo puede un Hospital celebrar el día internacional de la mujer cuando despide a una embarazada? Paradójico. ¿Cómo, por Dios?, ¿Cómo puede la Policía Nacional Civil agasajar a las mujeres cuando en sus entrañas le arrancan la vida a una agente? Los derechos de las mujeres y las niñas son derechos humanos.
Abarcan todos los aspectos de la vida: La salud, la educación, la participación política, el bienestar económico, el no ser objeto de violencia, así como muchos más. El Salvador se ha convertido en el país con la mayor tasa de asesinatos de mujeres del mundo según reporta el periódico inglés BBC Mundo en enero de este año y cita dicho periódico: “Que el gran desafío, como reconocen las propias autoridades, será erradicar el machismo que todavía existe dentro de las instituciones”, una apreciación un poco corta pues no son las instituciones sino es la sociedad misma. ¿Cómo podemos tener magistrados, directores de la policía e inmaculados funcionarios si son ellos mismos los que ejecutan el machismo como se ejecuta a una reclusa condenada y culpabiliza por ser mujer? ¡Válgame Dios! y ¿Qué vacíos argumentos se esgrimen en la defensa y en acallar ese vergonzoso primer lugar en feminicidios: “Se ha logrado un descenso de feminicidios con relación al año pasado”.
Y ¿Qué la vida es cuantitativa y no cualitativa?: Un país debe llorar una muerte, una tan sola, no rasgarnos las vestiduras en maravillosas conferencias de prensa donde pareciera que se hablara de Alicia en el país de las maravillas cuando debemos hablar de Alicia violada, de Alicia embarazada despedida, de la agente Alicia ejecutada en el país de la sonrisa llorosa; sí, ese país que día a día pierde su mejor gente, jóvenes, hombres y mujeres y como que nada pasara. Recordemos que al morir una mujer no tenemos el relevo, no tenemos a quién entregar la estafeta de la vida. Muere una sociedad que conmemora el día nacional de la mujer vapuleada, de la mujer desempleada, de la niña violada por el legislador que debe por antonomasia defender a esa princesa y no ejecutarla. Quise escribir de algo bonito y una columna para las mujeres pero prefiero reflexionar sobre lo que somos como sociedad y el retroceso que hemos tenido. Cuando este ocho de marzo se coloquen el listón morado, mejor reflexionen que ese listón encierra el silencio de ser uno de los países más violentos contra las mujeres. Nuevas Ideas, humildemente les sugiero que su meta en este tema debe ser verdaderamente dignificar a las mujeres en la sociedad.
Médico