Primer paso para alcanzar consensos en temas críticos

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06 March 2019

A lo largo de la historia, avances tecnológicos han cambiado la forma en la que los seres humanos interactuamos. Los vehículos automotores, por ejemplo, aislaron a la policía de las comunidades que protegen. Cuando se cambió el patrullaje a pie por el motorizado, se limitó la interacción entre los policías y ciudadanos, restringiendo así su acceso a información ciudadana clave para entender los problemas comunitarios. Las secuelas negativas de este efecto sirvieron como base para modificar de forma importante los paradigmas centrales del trabajo policial.

La historia está llena de ejemplos como este. Sin embargo, pocos han tenido un impacto tan grande sobre la interacción humana como el de las redes sociales. Los intercambios discursivos entre personas cambiaron de forma radical al proporcionar un espacio virtual en el que una parte significativa de la ciudadanía colectivamente negociamos, desde la anonimidad y sin restricciones geográficas, los significados y las etiquetas que atribuimos a personas, situaciones, objetos y realidades.

Estas cualidades de las redes sociales han demostrado ser una herramienta vital para propiciar cambios importantes en beneficio de la humanidad. Diferentes movimientos ciudadanos, por ejemplo, las han utilizado para amplificar su mensaje, crear consciencia sobre su causa y ampliar el apoyo a su punto de vista. Por ejemplo, los hashtags #BlackLivesMatter y #SOSVenezuela tuvieron un impacto increíble sobre el debate, percepción y empatía ciudadana en cuanto a la prevalencia de la discriminación racial en los departamentos de policía estadounidenses y el salvajismo de la dictadura venezolana, respectivamente. El poder transformador de la interacción en las redes sociales, evidente en estos y otros ejemplos similares, han sido objeto de estudio en diferentes disciplinas y a través de una amplia gama de métodos de investigación científica.

Las redes sociales también tienen un lado oscuro. Algunos las utilizan como vehículo para esparcir odio, crear división y socavar el diálogo constructivo que permite llegar a consensos. Su abuso sistemático para estos fines ha logrado que, en ciertos lugares, los insultos reemplacen el intercambio de ideas y posturas. La interacción en las redes sociales, en este tipo de casos, transforma los debates en discusiones en las que el objetivo no es convencer a la contra parte sobre las bondades de un punto de vista, sino ahuyentarla del intercambio a través de insultos, descalificaciones y ataques.

Esta manipulación de las redes sociales también ha sido estudiada. Por ejemplo, hay distintas investigaciones que examinan cómo el difuso movimiento conocido como alt-right (nueva derecha o derecha alterna) emplea las redes sociales para magnificar la división y odio entre razas en Norte América, difundiendo mensajes con hashtags como #whitegenocide, moldeados por el supremacismo blanco y los cánones neonazis que caracterizan a los grupos de odio racial que se identifican con esa ideología. Este tipo de intercambios no construyen sino que destruyen, propiciando un populismo paranoico que explotan los políticos para sus propios fines.

La diferencia evidente e indiscutible entre los intercambios generados alrededor de #SOSVenezuela y #whitegenocide es que el primero busca convencer, unificar y construir, mientras que el segundo imponer, destruir y separar. Según distintas investigaciones, la forma más efectiva de construir consensos alrededor de temas críticos no es la adopción de posturas antagónicas o agresivas, sino mediante estrategias que tengan por objetivo convencer y no imponer.

Esta distinción es especialmente relevante en El Salvador, en donde se necesita crear consensos para resolver crisis profundas. Es preocupante que los usuarios más cercanos al presidente electo en las redes sociales sigan siendo los mismos que durante la campaña buscaron (y siguen buscando) la confrontación. Es necesario que el nuevo mandatario renueve a sus voceros y la forma que enfrentan el debate sobre temas críticos.

Criminólogo @_carlos_ponce