Bienvenida la meritocracia

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02 March 2019

Estamos en el período de transición: unos meses durante los cuales el equipo del gobierno saliente junto con el del futuro gobierno, todavía desconocido, “hacen entrega” de papeles y documentos que demuestran la situación actual del país. Tremenda tortilla caliente que el FMLN está deseando soltar, y que las Nuevas Ideas deben hacer milagros para poder cumplir con las promesas que los llevaron a ganar la elección en primera vuelta.

Las expectativas son enormes, porque el candidato le endulzó el oído a los votantes con la ilusión de que no habrá más de lo mismo, y sus más cercanos colaboradores están denunciando situaciones de corrupción y nepotismo vigentes, como parientes, clientes, amigos y benefactores, percibiendo sueldos de varios miles, que no merecen ni por su formación académica, ni su experiencia, y por lo que la plaza podría suprimirse de inmediato sin que se notara.

Pero la promesa que todos esperamos sea cumplida, es que será la meritocracia el factor determinante para la elección de los funcionarios que formarán el gabinete del nuevo gobierno. Tarea delicada y que debe realizarse con absoluta transparencia y objetividad, y con el único criterio de que las personas elegidas tengan la idoneidad para desempeñar las funciones que les correspondan.

Ya vivimos durante los 10 años del gobierno del Frente, el desastre de poner a la cabeza de carteras importantes a militantes del partido, que porque lucharon la guerra merecen ese premio, aunque no sepan nada de economía, salud, educación, agricultura, y cuyo pobre desempeño ha llevado al país a estar en el último lugar de la región. La promesa de que los nombramientos no serán premios por aportes al partido, por manejo de las redes sociales o por lealtad, se espera sea una realidad.

Se espera que el presidente electo tenga la madurez y la sabiduría como para saber escoger personas con una sólida educación universitaria, criterios claros y capacidad de liderazgo y gestión, con experiencia en el sector que les ha sido asignado, pero sobre todo con una reputación de probidad, honradez, alto grado de patriotismo y deseo de servir a su Patria, y no de servirse del puesto para su beneficio personal.

Aunque es cierto que el candidato de NI tiene una deuda de gratitud con el partido naranja, que usó para inscribir su candidatura, no debe olvidar que es un partido de tránsfugas, traidores al partido que los llevó a la Asamblea y a los votantes que los eligieron. Que muchos están siendo investigados por enriquecimiento ilícito, que como el camaleón han cambiado de criterio según la ocasión y el maletín negro y que durante la campaña en las redes sociales, usaron de un vocabulario vulgar y ofensivo, donde el insulto y la burla constituían el vehículo para exaltar las virtudes del candidato. No podemos tener más de lo mismo, porque sería más de lo peor.

Pero si el presidente electo actúa con sabiduría y patriotismo y decide solicitar la colaboración a profesionales capaces, que aunque no hayan sido de su partido podrían aportar todo su talento como funcionarios del nuevo gobierno, es el momento de olvidar viejas rencillas y aceptar el nombramiento. No vale la excusa de que la política corrompe y la corrupción mancha. Hay que dar valientemente el paso adelante y aceptar. Y si se descubre que no hay transparencia, es la oportunidad única de denunciarlo públicamente y de inmediato renunciar. Pero no aceptar y mantenerse al margen, es una cobardía en un momento en que la Patria necesita de la ayuda de todos sus buenos hijos. No podemos mantenernos al margen.

Maestra