El nuevo Gabinete

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27 February 2019

Será la radiografía, la foto exacta de lo que representará la gestión del futuro presidente, la columna vertebral del nuevo gobierno, del que sabremos de inmediato el rumbo de la administración pública.

El presidente electo debe escoger el buen camino para retribuir la esperanza al salvadoreño que lo eligió y apartar a arribistas de última hora, o lúgubres personajes ya conocidos.

El Salvador ha sido literalmente exprimido hasta sacarle la última gota de sangre, por lo que las personas que formarán el nuevo gabinete deben no solo ser capaces sino honestos imperativamente. Se ha malentendido que en la nueva formación de un gobierno vale más el conocido de confianza que el desconocido capaz, pero este nefasto principio le pasó la factura al gobierno mediocre que sale. En palabras de un gran empresario, “será tarea del nuevo gobernante tocar las puertas y rogar”, sí, rogar a los mejores elementos que un país sediento del buen ejemplo necesita. Nunca contratar a personas con dudosos antecedentes o que estén bajo investigación por enriquecimiento ilícito. No merecemos que macabros personajes que traicionaron sus “ideales” resulten en cargos públicos cambiando de color de camiseta, pues con esa misma doble moral, no dudarán en echarle al traste el mejor proyecto. No queremos ver a personajes que siempre buscaron ventajas personales y que abierta y descaradamente se identificaron con sus rivales.

¡Mucha atención, Señor Presidente! Recuerde a cada mando, altos y medios, concretamente a altos jefes de unidad, jefes de regiones, directores generales, directores de hospitales, de quienes supimos su salario superó los 4,000 dólares, siendo además los principales brazos opresores y autoritarios con los trabajadores. No debe aparecer en el gabinete persona alguna que haya recibido un sobresueldo porque al recibir ese dinero y no declararlo a Hacienda, caen en la categoría de evasores vulgares delincuentes. Alejar a todo funcionario que contrató desde la esposa, hijos e hijas, hermanas y hasta las amantes en cargos de alta gerencia con el corrupto partido de gobierno saliente (Ojo con los funcionarios del buen vivir, que sin un atisbo de pena y dignidad se rodearon de familias extendidas haciendo llegar a sus arcas, decenas de miles de dólares cuando en nuestro país un médico en servicio social apenas gana 400 dólares al mes y muchos en ocasiones mas del 50 % ad honorem). “Los que se van” se repartieron los ministerios entre su cúpula, sin atención a su formación académica, su capacidad y al mismo tiempo, desarrollaron empresas privadas con las que muchos de seguro tienen su vida resuelta. Llegó el momento de la meritocracia REAL para que arranque un gobierno a cargo del mejor material humano. Sabemos que hay gente inmensamente capaz que anhela servir y ser tomada en cuenta, y no abarrotar al gobierno con activistas que no son garantía de una buena gestión.

Usted ganó la presidencia con el apoyo de más de un millón de salvadoreños y no de seis mil personas, por lo que el nuevo presidente debe saber elegir, salir en busca del mejor. No olvide que el pueblo, sí, ese pueblo fatigado y sencillo se hartó del bipartidismo y lo eligió a usted. Pero será ese pueblo que a ratos parece ignorante, despreocupado, quien estará pendiente de cada decisión que tome. Antes del 3 de febrero usted era un hombre libre, pero al buscar y ganar la presidencia usted perdió totalmente su libertad: hoy usted es esclavo de sus palabras, esclavo de cada acción, de un pueblo al que debe servir como el estadista que la nación urge con apremio.

No más favoritismos. El próximo presidente tiene en sus manos ordenar la casa, cesar la indulgencia con los grupos de poder que lo único que tienen de salvadoreños es el documento único de identidad; son ellos y usted los que se deben sentar a limpiar la casa y buscar prosperidad, y ello empieza por los funcionarios y trabajadores que ponen en marcha y desarrollan en la trinchera, las políticas públicas. Recuerde, el mismo pueblo que confía sus esperanzas en usted, señalará sus desaciertos y aplaudirá sus aciertos.

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