Los “terraplanistas”

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22 February 2019

Se ha puesto de moda pensar que la Tierra es plana. Muchos terraplanistas están convencidos de que hemos sido engañados desde el Siglo II antes de Cristo, cuando Eratóstenes calculó la circunferencia terrestre, y que en realidad habitamos una gigantesca moneda y no una esfera de cuarenta mil kilómetros de perímetro.

Hay quienes echan todas las culpas a YouTube por ser una plataforma de información que mezcla indistintamente patrañas y verdades, rumores y documentos de divulgación científica. Se ha llegado a esa conclusión después de que investigadores han asistido a congresos de terraplanistas en todo el mundo y han constatado que la inmensa mayoría de ellos cree a pie juntillas en la planicie de la Tierra después de haberse informado en las redes sociales.

También se ha comprobado que la mayoría se apuntan alegremente a teorías conspirativas, como por ejemplo que el ataque del 11S en Nueva York fue iniciativa del gobierno estadounidense, que el hombre nunca llegó a la Luna, que Elvis comparte habitación con Kennedy en algún lugar de la Tierra, que Michelle Obama es extraterrestre, etc. “Hechos”, creencias, que comparten fundamento con la que afirma que estamos quietos en el universo y que el Sol y la Luna son en realidad pequeños cuerpos celestes que giran alrededor nuestro.

A fin de cuentas, pensar que la Tierra es plana es estrafalario pero en cierta manera inofensivo. Sin embargo, el fondo de la cuestión se descubre cuando vemos que solo es posible creer en ese tipo de patrañas si se pierde la confianza con respecto a la ciencia; entonces lo que puede resultar una excentricidad se convierte en un peligro real, como sucede con el movimiento antivacunas o la negación de criterios científicos para imponer caprichos ideológicos, en detrimento de los seres humanos más necesitados: los ancianos y los no nacidos.

El “problema” de tragarse mentiras sin cuestionarse mínimamente no es de YouTube, pues, por ejemplo, si empezaran a viralizarse videos de humanos volando y la gente empezara a lanzarse al vacío, no se nos ocurriría echar culpas a la plataforma de información, sino a la estupidez humana. El “problema”, más bien, tiene raíces en la sospecha que la cultura dominante ha sembrado en relación no solo a la ciencia, sino a la autoridad en sí misma, sin importar que sea la de un científico, de un padre de familia, o la del Estado de Derecho.

Esta sospecha es en el fondo una de las causas del éxito de las “fake news”, de la instalación de la post verdad y de la contestación generalizada en contra la autoridad, amén de la exaltación del individualismo.

La imposición de la novelería frívola sobre la ciencia que produce resultados se da cuando se presentan de modo “convincente” medias verdades a personas que no cuentan con la preparación, ni con las herramientas, para contrastarlas con su propia experiencia o con sus propias teorías; cuando afirmaciones temerarias caen en el terreno de la inseguridad personal o simplemente de los prejuicios, y logran que por el simple hecho de aparecer en YouTube e hilar cuatro conclusiones verosímiles, terminen por convencer algunos de la existencia de cosas absurdas.

Como sea, uno se encuentra en YouTube videos terraplanistas con más de veinticinco millones de reproducciones y grupos de Facebook con miles de usuarios compartiendo “información” (memes y videos generalmente) al respecto. Casi de la misma manera como se ven políticos, más o menos reciclados y en muchos casos claramente no cualificados, a quienes en bastantes países los electores dan sus votos y confianza como resultado de sus discursos estrambóticos —por decir lo menos — que fundamentan proyectos demagógicos que, a ojos vistas, llevan al despeñadero a las sociedades que los toman como tabla de náufrago.

Ingeniero

@carlosmayorare