El éxodo es producto de la inseguridad y las políticas ruinosas

El antídoto es fomentar el desarrollo interno, combatir la violencia, en gran parte alimentada por la droga, ordenar la institucionalidad, perseguir y procesar a los corruptos, desalentar el populismo y los abusos de poder, acabar con las dictaduras.

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21 February 2019

Detener la emigración de salvadoreños hacia el Norte —y de centroamericanos en general — buscan los Estados Unidos, en palabras de la Secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kirstjen Nielsen.

El éxodo, hay que recordar, ha sido consecuencia de la guerra y el cierre de fuentes de trabajo en los años 80, sobre todo en el campo a causa de la reforma agraria. Actualmente es producto de la violencia de las pandillas, la inseguridad general, el desempleo, la corrupción, el saqueo fiscal y las ruinosas políticas impuestas en este último decenio.

Es importante reconocer que El Salvador vivió un ascenso económico importante y, por ende, bajó la migración inmediatamente después de los acuerdos de paz de 1992, que marcaron la década de los Noventa como de mucha estabilidad.

Sin embargo, con la llegada de los efemelenistas al poder y oscuros episodios como el de la tregua, de la cual Funes admitió que fue facilitador, la inseguridad creció, espantosos crímenes sin precedentes horrorizaron a la población y las pandillas se repartieron grandes zonas del territorio.

Cuando el sustento y la seguridad de un grupo humano sufre gravemente, se provocan éxodos, como los pueblos arios en el Segundo Milenio antes de Cristo, los vándalos y alemanes que inundaron el Imperio Romano, las hambrunas que forzaron a los vikingos a invadir Europa, las invasiones sarracenas al África. El drama que se repite en todos los tiempos...

El antídoto es fomentar el desarrollo interno, combatir la violencia, en gran parte alimentada por la droga, ordenar la institucionalidad, perseguir y procesar a los corruptos, desalentar el populismo y los abusos de poder, acabar con las dictaduras.

La advertencia que hizo el Consejero de Seguridad del presidente Trump, John Bolton, a Ortega —de que su régimen “tiene los días contados”— es una señal esperanzadora para todos los centroamericanos de bien, pues así como muchos emigran a Estados Unidos, otros huyen de Nicaragua hacia El Salvador y Costa Rica, como también escapan de Venezuela a países vecinos como Colombia, Ecuador, Perú y Brasil.

Si una casa coge fuego, no deben extrañarse los vecinos de que los damnificados acampen en sus jardines aunque tengan que saltar sobre los muros que los protegen.

La fórmula para rescatar

el país es la economía

de mercado

La más efectiva fórmula para lograr el desarrollo económico es a través de una economía de mercado, como se demostró con la reconstrucción alemana después de la Segunda Guerra Mundial, en Japón, en Corea del Sur y ahora en la Indochina y los llamados Tigres del Asia.

Quienes hayan presenciado la ruina de las grandes ciudades alemanas o cómo quedaron Japón y más tarde Corea del Sur, Vietnam bajo el comunismo y China en la época de Mao no deja de calificar como “milagro” ese surgimiento, pero no es un milagro lo que hombres libres logran trabajando en paz y buscando su bienestar y al marchar beneficiando a sus congéneres.

Fomentar el crecimiento económico, fortalecer la institucionalidad, combatir la corrupción y luchar contra el crimen organizado, son objetivos que toda persona de bien apoya, lo que se logra con funcionarios capaces, con gobiernos transparentes y racionales, con un permanente entendimiento entre todas las partes.

Hay que proteger la institucionalidad, fortalecer los pesos y contrapesos institucionales, cuidarse del populismo y proteger al país.