¡El Salvador no resistirá cinco años más!

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24 enero 2013

Cinco años más de Gobierno de Izquierda ortodoxa, con severos vacíos en la capacidad de administrar la hacienda pública, es insostenible para la economía y el bienestar social de los salvadoreños. De igual forma, cinco años más de Gobierno deshonesto, de cualquier otra línea ideológica, será inequívocamente fatal para el país.

Los salvadoreños deben tener claro que 2014 podrá ser la última oportunidad para elegir a un buen ciudadano, con ideas moderadas y nacionalista, que lidere el rescate de la Patria, de la nefasta ideología socialista. Y cuando haya sido elegido deberá hacer un buen trabajo, porque de lo contrario lo echará todo a perder. El actual desastre que está sufriendo la nación salvadoreña es tal, que la clase política parece haber perdido, en apariencia, la facultad de reflexionar, como si estuviesen invadidos de vértigo.

No hay duda que el país necesita apremiantemente un giro de timón en la forma de Gobierno, y eso será posible sólo si la generación añeja de políticos concede el espacio a otra nueva generación de valientes, dispuestos a relevarles.

Esto aplica en las diferentes instituciones del Estado, pero en particular en el Parlamento, instancia donde se decide sobre cualquier cosa, y por devastadoras que sean sus decisiones; nadie se hace individualmente responsable por las consecuencias, nadie puede ser llamado a rendir cuentas. ¿O puede existir responsabilidad en el cambio de la composición política de una coalición?

El país no cuenta con riquezas naturales como petróleo, gas natural o minas de metales preciosos, que vaya a garantizar un sistema socialista de reparto de riqueza duradero; la riqueza será generada a puro talento y esfuerzo, con capacidad y disposición, voluntad y determinación. Estas virtudes deben generar trabajo bien remunerado para que la economía se mueva en su lado más virtuoso. Virtuoso como el capital producto del trabajo, no de la especulación ni el agiotismo.

Para grandes males, remedios audaces, recomiendo que el candidato moderado rompa el paradigma, y tome una iniciativa jamás vista: firmar sus compromisos ante el Fiscal General de la República, levantando un acta notarial con cláusulas detalladas de fiel cumplimiento, en que estipule su compromiso para combatir la corrupción, el peor de los males de todo país, so pena de renunciar a su cargo al no cumplir su palabra.

Como en cinco años es imposible arreglar el mundo, pero suficientes para echarlo a perder, el candidato moderado debe fijar objetivos concretos y realistas, evitando comprometerse en asuntos que no podrá cumplir, lo mismo deberán hacer sus ministros. Equipo que es tanto o más importante conocer que a su pareja de fórmula.

Finalmente, el asunto de la alternabilidad es un tema pendiente. Lo que ocurrió en las elecciones del 2009, fue un cambio de Gobierno del anterior corte de derecha a uno de izquierda, ahora llegó el momento de la verdadera alternancia entre un mal Gobierno y otro bueno. Porque los que pregonaron la ansiada revolución, no han sido capaces de promover en la nación un bienestar mayor que el que reinaba bajo el régimen precedente, y nadie podría con sinceridad negar esta realidad.

*Colaborador de El Diario de Hoy.