Los resultados electorales sorprendieron a la mayoría de los analistas. Aunque las encuestas persistentemente ubicaban a Nayib Bukele como el favorito, existió una férrea resistencia en contra de la posibilidad de que las redes sociales y el marketing político se impusieran sobre el trabajo territorial y la racionalidad de las propuestas con fundamento técnico. Allí se enfrascó el análisis. El desgaste de los partidos políticos y los defectos de los candidatos se dejó en un lejano segundo plano. Será interesante observar la calibración de enfoques y las consecuentes explicaciones y pronósticos que surjan ante el inesperado resultado electoral.
Sin duda, la campaña de Bukele y su plan de gobierno no permiten descifrar con certeza qué se puede esperar de su gestión. Escribí una columna en la argumenté que la baja calidad de su plan de gobierno, evidenciada por el plagio de párrafos copiados íntegros de otros documentos, sugería que era poco probable que tuviese acceso a profesionales y expertos de primer nivel. Sin embargo, he escuchado que hay algunas personas que están dispuestas a contribuir en sus áreas de especialidad. Desconozco si esto incluye a profesionales y expertos íntegros y con suficiente preparación y trayectoria. Existen demasiadas variables inciertas, a este momento, que no dejan hacer un pronóstico claro. Es posible que estas definan en los próximos días, así como se está esclareciendo el panorama partidario con las nuevas alianzas entre Bukele y otros partidos y figuras políticas.
Por el momento, es importante que los salvadoreños nos mantengamos atentos al discurso y las acciones del presidente electo en relación temas puntuales, relacionados a las crisis que enfrenta el país en diferentes rubros. Esto nos dará una mejor idea sobre lo que podemos esperar de su gobierno. En el campo de la seguridad, son de especial relevancia los siguientes tres temas: la corrupción, la conducción estratégica y operativa del aparato de seguridad, y las pandillas. Estos tres temas están interrelacionados.
La corrupción es un problema transversal. Afecta no solo el desempeño del aparato de seguridad, sino que al Estado en su totalidad. No obstante, la corrupción tiene un impacto particular en la seguridad pública, ya que permite evolución y fortalecimiento de estructuras delincuenciales. La Fiscalía General de la República ha judicializado casos en contra de funcionarios corruptos al más alto nivel y, según se rumora, prepara muchos más que próximamente presentará en los tribunales. Es importante considerar el discurso y las maniobras de Bukele desde una óptica que permita interpretar su impacto sobre el Ministerio Público.
Eso, a su vez, se relaciona al segundo tema: la conducción estratégica y operativa del aparato de seguridad. Los señalamientos que hacen policías y soldados del nivel básico por corrupción en contra de figuras clave del aparato de seguridad, son claros y contundentes. Los movimientos dentro de la Policía y los Ministerios de Justicia y Defensa, por lo tanto, son clave para determinar qué tipo de relación se puede esperar entre los diferentes actores de sistema de justicia penal.
La selección del equipo de funcionarios que tomará las riendas del aparato de seguridad, además, dará luces sobre qué tipo de abordaje adoptará el gobierno de Bukele para darle tratamiento al tercer tema; las pandillas. Este tema estuvo ausente en la campaña. En círculos de seguridad se rumoraba que esto era el resultado de negociaciones oscuras. El perfil de los funcionarios seleccionados para el gabinete de seguridad permitirá determinar si esta será la dinámica que espera al país.
Indudablemente las próximas semanas estarán llenas de sorpresas, mientras las piezas se acomodan para dar paso a la nueva dinámica que conlleva resultado inesperado en las elecciones. Las lecturas tendrán que irse ajustando correspondientemente.
Criminólogo
@_carlos_ponce