La clave del buen gobierno es potenciar a los sectores de trabajo

Lo esencial del bienestar, de la creación de empleo, del suministro de bienes y servicios, de los recursos fiscales que sostienen a los gobiernos, aquí y en el mundo, está sobre los hombros de los productores y la gente de trabajo, de los que saben que cualquier manufactura, todo servicio, es resultado de esfuerzos, coordinación con otros, de la competencia que siempre beneficia a los consumidores.

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04 February 2019

Al iniciar su presidencia aseguramos a Nayib Bukele que contará con nuestro respaldo en sus acertadas decisiones, neutralidad en mucho de lo que emprenda y oposición a lo que sea contrario a la democracia como sistema político, al Orden de Derecho y a las libertades fundamentales de la persona.

El futuro nos pertenece a todos y nadie puede marchar únicamente acompañado con sus allegados y correligionarios, pues indistintamente de nuestras creencias, ilusiones o desinterés, compartimos con todos los hombres y mujeres de bien el privilegio de decidir nuestros caminos y esforzarnos por labrar nuestra felicidad.

Como le aconsejó el excandidato Hugo Martínez, hay que ser humilde en el sentido de aceptar al mundo como es, un consejo que deriva del castigo que el actual partido oficial recibió precisamente por olvidar esa norma que todo hombre público debe cumplir. La prepotencia es el camino a los desencantos.

Habiendo votado únicamente alrededor de un cincuenta por ciento de todos los ciudadanos registrados, ser respaldado por el veinticinco por ciento de ellos no es una licencia para ignorar al resto, más si el buen desempeño de un gobierno, de cualquier gobierno, depende de los logros o fallas de una ciudadanía en general, de sus éxitos y de sus fracasos.

Sus seguidores, presidente electo Bukele, tienen la esperanza de que de la noche a la mañana se produzcan grandes logros, de que casi de inmediato habrá más empleo, mejores servicios, importantes nuevas obras, alegría y seguridad para todos. Pero lo esencial del bienestar, de la creación de empleo, del suministro de bienes y servicios, de los recursos fiscales que sostienen a los gobiernos, aquí y en el mundo, está sobre los hombros de los productores y la gente de trabajo, de los que saben que cualquier manufactura, todo servicio, es resultado de esfuerzos, coordinación con otros, de la competencia que siempre beneficia a los consumidores.

Es importante desear éxito a todo gobierno, pero que nos beneficie a todos

Sus seguidores, señor Bukele, están ilusionados con lograr el milagro de la bonanza; creen que es posible que de inmediato habrá nuevo empleo, repartos de lo que necesitan y bendición para todos. Pero llega a la Presidencia, señor Bukele, cuando nuestro país está sumido en una creciente depresión. Los que aquí vivimos y los visitantes se lamentan del dilapidado estado de nuestras ciudades y poblados, del poco mantenimiento que reciben, de la escasa inversión que llega a El Salvador.

Tal situación es el resultado de la actitud de alguna gente, que después de tres fracasados gobiernos, ha caído en la apatía y la indiferencia, pensando únicamente en el beneficio inmediato y olvidando que solo con esfuerzo personal se puede vencer la pobreza.

Sin entendimientos con los productores de todo tamaño, sin fortalecer las instituciones, sin forjar un marco de reglas claras y seguridad para el trabajo, sus propósitos y anhelos pueden no cristalizar, lo que ha venido ofreciendo no convertirse en realidad.

Lo sensato es desear el éxito de todo gobierno, el cumplimiento de buena parte de lo que se promete a la gente, que se alcance el desarrollo en paz y armonía con todos.