Eventual caída del régimen venezolano

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04 February 2019

La crisis política en Venezuela tiene un origen doméstico, pero de trascendencia mundial. Si bien la importancia geopolítica de Venezuela ha disminuido en las últimas décadas, sigue siendo clave para algunos países con intereses específicos de razones financieras, de energía o de seguridad. Algunos, como Rusia, Cuba y China, preferirían que Nicolás Maduro permaneciera en el poder. La consolidación del nuevo Gobierno afectaría a Moscú, La Habana y Pekín, ya que este cambio podría alterar los envíos de petróleo y los reembolsos de préstamos. Estos aliados buscarán prolongar el mandato de Maduro el mayor tiempo posible para proteger sus intereses.

El reconocimiento internacional a Juan Gerardo Guaidó Márquez como el legítimo sucesor interino de Nicolás Maduro en la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela ha elevado el interés para los venezolanos, así como para las naciones con intereses en este gran país sudamericano sumergido en tremenda crisis. Esas naciones, entre ellas Estados Unidos, Rusia, Cuba, China, Brasil y Colombia, están muy divididas entre las que favorecen la rápida salida de Maduro y aquellas que por razones principalmente económicas preferirían que permaneciera en el Palacio de Miraflores. Entre este abanico de razones e intereses, estos sendos aliados con la dualidad de poder se esforzarán por incidir y moldear a su favor los eventos en Venezuela.

Por su parte, Estados Unidos se basará en una combinación de sanciones de presión y de manifestaciones fuertes de oposición, a fin de convertir a miembros clave de las fuerzas armadas en contra de Maduro. Pero los países que tienen vínculos estrechos con su régimen harán lo que esté a su alcance para retrasar su salida del poder.

Brasil y Colombia adoptarán un papel cada vez más protagónico para cambiar el equilibrio de poder en detrimento de Maduro. Los intereses de Brasilia y Bogotá para que en Venezuela asuma el Gobierno de Guaidó son claros, ya que el régimen de Maduro ha precipitado la crisis alimentaria al grado que obliga a millones de venezolanos a buscar alivio en estos países vecinos.

El apoyo del régimen de Maduro a actividades ilícitas, como la criminalidad de su militancia, el narcotráfico y la minería ilegal, también ha fortalecido a los grupos criminales en ambos países vecinos. Por lo tanto, a medida que Washington aumenta la presión sobre Caracas, es probable que Bogotá y Brasilia hagan lo mismo. Sin embargo, estos vecinos tienen menos influencias, porque prácticamente no consumen petróleo o productos refinados venezolanos, a lo que se suma el no tener la influencia internacional que les permita imponer sanciones punitivas sin la asistencia de Estados Unidos.

Ante la inminente caída del régimen venezolano, la probabilidad de que Maduro realice una salida ordenada del poder es baja. Lo más probable es que sea violenta y caótica, ya que no muestra hasta hoy deseos de abandonar el poder pacíficamente, y sobre todo, porque sus aliados, nacionales y extranjeros, desean retrasar lo inevitable lo más posible. Incluso, si la oposición y el régimen de Maduro aceptan ofertas formales para negociar, Guaidó querrá sentarse para tales conversaciones con la mayor fuerza posible.

Maduro ya ha colocado a sus oponentes en negociaciones infructuosas, por lo que éstos estarán cautelosos ante una eventual y nueva negociación. Para que tales conversaciones avancen más allá de etapas iniciales y tengan éxito se requeriría un fuerte respaldo manifiesto de oficiales militares claves o, incluso, del ministro de Defensa.

Sin el apoyo de la institución castrense, la situación en Venezuela se deslizará hacia una insurrección abierta, con más violencia, en la medida que la oposición se enfrente a la decisión de las fuerzas de seguridad de mantener ese gobierno.

Exministro de Economía