Votar ¿por quién?

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01 February 2019

Deseo con mucho fervor, que todos los que podemos, nos dispongamos a acudir a las urnas a votar por el candidato que mejor pueda responder al desafío de solucionar los retos tan graves de nuestro país. Desde que regresé a El Salvador después de estudiar en el extranjero he observado las elecciones (tanto presidenciales como municipales) con mucho detenimiento. Celebro la voluntad férrea de aquellos salvadoreños que nunca se han perdido una elección, y contra viento y marea, siempre están allí haciendo fila para expresar su voluntad a través de su voto. Nuestro voto es secreto, confidencial y poderoso. Exhorto a los que leen este artículo a no dejar de participar en esta fiesta cívica que por derecho de nacimiento nos corresponde vitorear.

Sin embargo, debemos preguntarnos primero quién es el candidato más idóneo que podrá no solo atraer fuentes de cooperación extranjera y ayuda internacional para apoyar un plan de nación consistente, coherente y adecuado. También reflexionar si dicho postulante presidencial posee las cualidades, el liderazgo y la estructura mental adecuada que se necesitan para liderar nuestro país. Un buen candidato presidencial, ante todo, debe cumplir con su principal condición que es ser un buen pensador, alguien que conserve una amplia visión para pensar con sabiduría en cómo solucionar los problemas de nuestro país, tomando las decisiones adecuadas.

Lo mínimo que se espera de un líder de una nación es que tenga educación superior de primer nivel. Pero esto es solo el comienzo. Es la educación más la experiencia acumulada por muchos años (30 años de experiencia como mínimo), que acuña madurez y permite una diversidad de estructuras mentales en el cerebro, tan requeridas para su mandato. Mientras más estructuras de pensamiento tiene el aspirante, mejor será para él, liderar y construir un equipo de pensadores y ejecutores que, serán guiados y le guiarán hacia el éxito.

El triunfo de un presidente no se mide al ganar las elecciones, sino que se mide al final, al evaluar si solucionó los problemas más prioritarios y urgentes de su país. O si logró encauzar el desarrollo económico, científico, social, políticos, ambientalista, cultural y tecnológico para las generaciones venideras. Un buen candidato se percibe que realizará soluciones para las necesidades y esperanzas de todos, sin dejar a nadie afuera (Babyboomers, Generación X, Millennials y Generación Z).

Más aún, el mejor candidato tiene que ser tan buen pensador, que se gane el apoyo de sus opositores o adversarios. Expertos sugieren escoger a un candidato pluralista que sea apto para conquistar no solo el apoyo de sus contendientes, sino que también sea capaz de ponerlos a trabajar y colaborar en su propia agenda de desarrollo multidimensional.

Por todo lo anterior, antes de ir a votar sugiero que analicemos muy cuidadosamente quién, de todos los candidatos disponibles, es el mejor pensador integral que nos ayudará a salir adelante en nuestra búsqueda por el desarrollo balanceado y próspero, una educación de calidad para todos, y substancialmente, quien podrá finalmente establecer una paz sustentable para que nunca más se repita una guerra civil en el país, ni vivamos con una espiral de violencia ideológica y criminal.

CEO-Fundadora de Eleonora

Escalante Strategy

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