Transporte público de calidad, el eje de la nueva ciudad

Además se debe de apostar a las construcciones de altura, energías renovables y nuevos sistemas de saneamiento.

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29 January 2019

Si se visualiza y se proyecta una nueva ciudad para el año 2040, esta debería de diseñarse y construirse bajo un nuevo parámetro: el peatón y el transporte público son el centro del nuevo desarrollo urbano, el cual debe de ir acompañado de construcciones verticales, tecnologías de seguridad, uso masivo de fuentes de energía renovable y actualización de los sistemas de saneamiento.

Esto fue parte de las conclusiones de un foro donde la comunidad Global Shapers (que forma parte de una iniciativa del Foro Económico Mundial) abordó el futuro de la infraestructura en el país, la cual se debe de enfocar en las nuevas formas de movilidad y la convivencia de los ciudadanos en su entorno, acorde a las tendencias globales.

Al respecto en el encuentro se explicó la premisa de que las ciudades, en el pasado, se planificaron para la circulación de vehículos, un paradigma que hoy es desfasado porque se debe de pensar en “movilidad blanda”, corredores peatonales y ciclísticos y más transporte público para reducir la huella ambiental y la saturación de las ciudades.

Carmiña Moreno, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), consideró que la infraestructura pública debe de ser un medio para recibir buenos servicios públicos y con ello generar desarrollo económico y social, por lo que es fundamental integrar conocimientos, tecnologías e institucionales para trazar una hoja de ruta en este tema.

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“Hay que pensar todo este tema de una forma amplia, el uso de los recursos naturales, uso de la energía, manejo de desechos y sobre todo la conectividad, esta es la clave para podernos mover con más eficiencia y calidad, tenemos que trabajar con enfoques de ciudades inteligentes, manejo de datos y sobre todo modernizar el transporte público para salir adelante en este tema”, analizó Moreno.

Por su parte, Patricia Lazo, presidenta de Avance Ingenieros y ex presidenta de Casalco, recordó que antes de recorrer “una carretera al futuro” se debe de apostar a corto plazo a una buena infraestructura que pueda combatir la pobreza, y ejemplificó como en el país, aunque ha aumentado la cobertura de energía eléctrica, aun hay hogares sin agua potable y esto incide en la calidad de la gente, igual que en el tema del transporte público donde hace falta eficiencia y eficacia.

“Es bueno que pensemos en grande, a futuro, pero tenemos que empezar a solucionar los problemas del presente como el transporte público, agua y saneamiento, es importante invertir unos $500 millones para eliminar la pobreza extrema en el país pero se debe de hacer de manera inteligente, hay que trazar carriles a futuro pero empezar a recorrer desde ya un camino”, añadió Lazo.

La ex presidenta de Casalco recomendó crear una Comisión Nacional de Infraestructura para mejorar la obra pública y supervisarla, ya que en el país el 56% de los casos de corrupción provienen de proyectos de obra pública.

Por último, el embajador de Gran Bretaña en El Salvador, Bernhard Garside, recomendó que el país le apueste a los asocios público-privados como una herramienta para mejorar la obra pública y que los planes maestros de infraestructura giren alrededor de esto.

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“Hay que cambiar la visión del gobierno sobre la construcción de escuelas, hospitales, calles y cárceles, se debe de utilizar el dinero público con el conocimiento del sector privado para mejorar la calidad de la infraestructura y replicar buenas prácticas para apostar a algo transformador”, puntualizó el diplomático.

Los expositores coincidieron que este tema también debe de ser prioridad en las agendas políticas de los candidatos presidenciales.