¿Estaremos ante otra burbuja publicitaria?

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28 January 2019

Faltan cinco días para las elecciones presidenciales y realmente el abanico de ofertas políticas está teñido de populismo, a resultas de la conformación de una tercera fuerza creada por encuestas. Y esta percepción podría tener su base en que el candidato de GANA ha colocado sobre la mesa un plan populista y poco sensato, como parte de una estrategia de crítica mordaz al sistema de partidos políticos, sembrando falsas esperanzas que contradicen el adagio “mejor lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”.

No se puede negar entre los votantes existe una desilusión de cómo se ha gobernado hasta hoy, lo que podría incluso provocar la aceptación de una alternativa que se ha posicionado como algo diferente. En esta coyuntura ha campeado el populismo en ofertas electorales basadas en lo que la gente quiere oír y no sobre lo que la racionalidad dicta como benéfico para el país.

Es un hecho, las encuestas sobre estas elecciones del 3F reflejan un clima de opiniones favorable al candidato de GANA. La percepción es que está al frente en las preferencias electorales. Sin embargo, estas encuestas también muestran porcentajes altos de ciudadanos indecisos e indiferentes. Otro aspecto a considerar es que el padrón electoral reporta que el porcentaje mayor de votantes está concentrado entre las edades de 35 y 65 años. Y son los ciudadanos que más compromiso muestran para ejercer el sufragio.

Los expertos afirman que en la realidad existe un voto oculto de preferencias hacia ARENA y el FMLN. Los ataques han sido tan fuertes y punzantes hacia estos institutos políticos que provoca que algunos entrevistados se vean constreñidos a declarar por quién realmente van votar, pues exponer su preferencia tiene un costo de imagen personal. Y es que, ante la falta de instrucción notoria del candidato de GANA, el pensar de los indecisos adquiere gran relevancia en las encuestas, pues tampoco se atreven a expresar su apoyo al populista. Declararse indeciso es una forma de no revelar su decisión de voto.

Por otra parte, la mayoría de simpatizantes del candidato de GANA está entre los 18 y 30 años, por lo cual, cuando las encuestadoras enfocan las muestras en un porcentaje de 40 % a 48 % al segmento de 18 y 30 años, cometen grave error y crean un sesgo estadístico. Éste explica por qué la percepción en el territorio es distinta a los resultados de las encuestas, como sucedió con la burbuja publicitaria de UNIDAD en 2014. Y este tipo de sesgo no solo se han dado aquí. En los últimos años, prácticamente en todo el mundo las encuestas electorales están teniendo dificultades para obtener la verdadera intención del votante. Ejemplos de peso: las elecciones en EE. UU. (Trump), Gran Bretaña (Brexit), plebiscito en Colombia, España, etc.

Lo que sí es un hecho probado es que el traspaso del poder en 2009 fue un aprendizaje para los políticos. Para unos, esa decisión popular fue asumida como un llamado a renovar su instituto político retomando sus principios y el servicio a la gente, y expulsando a quienes por su inmoralidad obstaculizaban la renovación. A otros, el asumir el poder los llenó de soberbia y no les permitió superar su incapacidad al gobernar y conducir el país a destinos mejores. Un compromiso con su misma militancia, la que cobró caro ese error en 2018.

La lección invaluable para los institutos políticos es saber que la gente dispensa la confianza para que ejerzan el gobierno representativo y que en política ganar ese favor popular es un tesoro que cuesta conquistar y mantener, sobre todo frente al desgaste de gobernar. Perderla es fácil.

Exministro de Economía

resmahan@hotmail.com