Un techo para todos

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22 January 2019

Imagínese el siguiente sueño: usted es un padre o madre de una familia con 3 hijos y, por un designio divino, se le otorga el poder de decidir el futuro económico de cada uno de ellos de manera permanente. Pero este poder está sujeto a una condición: uno de ellos vivirá en pobreza. Entonces, enfrentado a la terrible decisión de afectar a uno de sus hijos, debido a su gran corazón usted se declara incompetente de llevar a cabo tal tarea. Usted no podría poner en esa situación a uno de los suyos. En medio de la preocupación del sueño convertido en pesadilla, abre los ojos y despierta.

Ese mismo dilema es el que tenemos en El Salvador, puesto que en la actualidad 3 de cada 10 hogares salvadoreños viven en situación de pobreza. Imagínese que alrededor de 2.6 millones de compatriotas sufren serias limitaciones en múltiples áreas de su vida, según datos de la encuesta gubernamental más reciente en el tema (STPP y DIGESTYC, 2015). Eso sí, a diferencia de la pesadilla antes mencionada, esta realidad no desaparece al abrir los ojos, pero sí puede transformarse con las actuaciones correctas.

Muchas de estas familias están expuestos a vulneraciones en sus derechos de posesión y a la vivienda de los no propietarios, y que conviven con el derecho a la propiedad y a la libertad, todos consagrados en los artículos 119 y 2 de la Constitución y reconocidos por la Sala de lo Constitucional. Esta triste realidad se manifiesta de diferentes maneras, y una de las más visibles sean las múltiples caravanas que han salido de nuestro país dirigidas a Estados Unidos. Recientemente, la situación de la Comunidad El Espino fue un ejemplo visible de esta problemática. A inicios de 2018, después de múltiples procesos judiciales, la comunidad fue desalojada de sus viviendas. Varias organizaciones y personas individuales brindaron apoyo de emergencia a las familias afectadas, a través de víveres, plásticos o acompañamiento. Ante la presión ciudadana y la coyuntura nacional, el Órgano Ejecutivo actuó rápidamente proponiendo soluciones a la comunidad, y, luego, surgió un pronto consenso político en la Asamblea Legislativa para brindar un terreno seguro a estas familias. Aunque este caso tiene características particulares por múltiples factores, si brinda lecciones valiosas para el cumplimiento del mandato constitucional del Estado y la activación ciudadana para mejorar las condiciones de aquellos menos afortunados.

TECHO y FUNDASAL son oenegés muy activas en cuanto a la temática de la vivienda desde hace varios años, y, junto a otras organizaciones, se han unido para promover un diálogo sobre políticas públicas de lucha contra la pobreza, vivienda, hábitat y urbanización, tanto en el área rural como urbana. Este miércoles 23 de enero compartirán sus propuestas programáticas en esas áreas de trabajo, e iniciarán un diálogo para dar a conocer el tema, compartir experiencias y articular soluciones con los actores claves de la sociedad. Una democracia exitosa requiere solucionar los principales problemas de la sociedad, en especial cuando afectan a casi un tercio de la población. Por ello, es destacable la iniciativa de estas organizaciones sociales para dialogar y elaborar propuestas que permitan transformar la pesadilla en la que viven muchos, en una nueva realidad.

Voluntario de TECHO